miércoles, 30 de enero de 2019

Crítica: Green Book

"La nueva ola cinematográfica que ha poblado Hollywood en los últimos años ha traído una fuerte afluencia de discursos acerca de la discriminación racial, abordados desde ópticas muy diversas. Pero este fuerte arraigo no debe distraernos sobre la realidad cinematográfica que acontece, y es que muchas de estas ideas e historias ya inundaron las carteleras décadas atrás, y lo que se antoja novedoso, ya rompió moldes cuando nadie o casi nadie las situaba en el ojo mediático. "Green Book" viene a confirmar esta tendencia en un año en el que la realidad negra de Estados Unidos ha dominado el ejercicio cinematográfico. La nueva cinta de Peter Farrelly nos remite directamente a un ejercicio que tuvo un éxito bastante holgado a finales de los 80. Hablamos de "Paseando a Miss Daisy", que fue la gran triunfadora de los Oscar en su año, y que abordaba la relación entre una blanca y un negro en clave de comedia dramática en el entorno conflictivo de los años 60, el negro era el chófer y ella la mujer paseada. Con una historia diferente, pero siguiendo esta línea estructural, en "Green Book", el negro se convierte en el paseado y el blanco en el paseante en este viaje a los estados sureños en la década de los 60. La película de Farrelly no ofrece nada novedoso: dos personajes a priori enfrentados por su color, su vivencia, y su forma de ser, que a través de un viaje inmersivo consiguen entenderse el uno al otro, y forjar una gran amistad por encima de cualquier convencionalismo, con el discurso social que ello conlleva en una época tan complicada en los Estados Unidos. Sin embargo, aunque el formulismo de "Green Book" se vea de lejos, hay que reconocer con todo que es una buena película que, al margen de ciertas frases y momentos metidos con calzador, avanza con ritmo y valentía, sus diálogos controlan la humanidad con absoluta destreza, y sus dos actores impagables nos ofrecen dos de los mejores trabajos interpretativos del año. Así es, Viggo Mortensen y Mahershala Ali componen dos ejercicios sublimes, y una química única que traspasa la pantalla, y conceden a esta fábula cierta chispa, y cierta verdad, que a veces por su formulismo le encuentra encontrar, llegando a fraguar una de las películas más agradables del año."
Lo mejor: Viggo Mortensen y Mahershala Ali, enormes.


Lo peor: Su formulismo, y ciertas líneas y momentos artificiosos.



NOTA: 7(****)

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