"En Berlín, ciudad del caos, cuatro amigos se reencuentran después de mucho tiempo, para de una manera u otra curar las heridas dejadas por una generación perdida. Con este calado tan hondo se perfila el ejercicio que Elena Trapé propone al espectador. Una película que habla de una crisis generacional, abocada al destierro en la desolación de una de las ciudades más absorbentes de Europa. Desde el minuto uno, Trapé nos acerca de un modo íntimo a la expresión de cada personaje. La cámara los acompaña, vive con ellos y siente el respirar de su sentimiento, en una oda al buen psicologismo en el cine. No obstante, el problema viene del texto, que está tan absolutamente centrado en el concepto que quiere trascender, que por momentos se olvida de sus personajes y sus historias, dejando una historia imperfecta, a medio cocer. Las tintas de los personajes se presentan muy cargadas, y su definición es tan previsible, que al poco tiempo de metraje, ya puedes intuir con claridad las derivas de estos, que a veces, por el exceso de introspección, no terminan de liberar su carga dramática y/o emocional. Esto nos deja una película de imprecisiones, que rodada y montada de forma extraordinaria, condensa todo su valor narrativo en el personaje central de Olivia, quizás el mejor desarrollo de la cinta, y que permite el lucimiento de una Alexandra Jiménez absolutamente extraordinaria y rica en matices. Ella lidera de esta manera un reparto bastante entonado, pero el cual no termina de encontrar la riqueza de unos personajes lastrados por un ejercicio más preocupado en trascender que en formular una historia de carne y hueso. Con ello, una propuesta muy estimable, que crece en su habilidosa y sólida postura de estilo."
Lo mejor: La magia de Trapé en la dirección y la solidez de Alexandra Jiménez.
Lo peor: Un concepto que lastra las verdades de una historia que exigía mucho más.
NOTA: 6,5(***)
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