jueves, 16 de febrero de 2012

Crítica: No habrá paz para los malvados


No habrá paz para los malvados: 7,5(****)
Emrique Urbizu uno de los realizadores más personales de nuestro país, maestro del thriller, vuelve a la carga con otra trepidante historia. El adjetivo que mejor le define es silencioso, observador, meticuloso, calculador. Esta peculiar visión queda palpada en cada uno de sus relatos, relatos que atrapan al espectador desde el primer minuto, y que lo envuelven en una aureola de crímenes, secretos y despiadados propósitos. Una combinación explosiva que da ese sello de calidad a su cine. Su nueva obra saborea los latidos del mejor thriller, y del mejor cine negro. Una historia sobre drogas, asesinatos, corrupción, que te deja noqueado al principio, y te abruma al final, tras haberte envuelto en la trama como un testigo más. El guión y la dirección del mejor Urbizu son el arma detonante, y la potente guía que lleva este relato, con contundencia, pulso y garra. Una trepidante pirueta, marcada por los gestos, y los silencios, silencios tenebrosos que penetran sin pálpito en el oído del espectador, para hacerle sentir las más arduas emociones. Técnicamente el film funciona muy bn, por su perfecto montaje articulado con maestría y talento, por los calculados sonidos que marcan el ritmo de la penumbra, la intimista paleta de colores, así como por los efectivos efectos especiales. Para esta nueva aventura Urbizu ha confiado toda la carga interpretativa del film en su actor fetiche, confiandole el papel más estremecedor de su carrera, José Coronado se deja la piel y el alma interpretando a este corrupto policía. En contraste con la magnificencia de Coronado, y del resto de puntos positivos del film, destaca un diseño de secundarios bastante lineal, y excesivamente simple. No aportan ni alma, ni fuerza, lo que provoca que el film caiga en los momentos de intervención de estos. Poderosas palabras salen de las bocas de Juanjo Artero, Helena Miquel, Rodolfo Sancho..., pero su trabajo interpretativo es escaso, evidente y cargado de una corrección exuberante. Tanto por el escaso fuerzo, como por el simple desarrollo de las figuras secundarias. Esto hace que la excelentes escenas que comprimen el alma del espectador, contrasten con una simple subtrama, que el espectador obvia para seguir muy de cerca a Santos Trinidad. No es la película del año, ni la mejor de Urbizu, pero su capacidad para provocar la tensión del espectador la convierten en una de las películas claves del año.

Lo mejor: La maestría de Urbizu y la fuerza de Coronado.

Lo peor: Los personajes y subtramas secundarias no funcionan al mismo nivel que la historia principal.

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