jueves, 3 de noviembre de 2011
Crítica: El árbol
El árbol: 7(***)
Pocas veces la superación de una muerte, la continuación de la vida normal, y las huellas de un desastre familiar se han llevado de forma tan sutil a la gran pantalla. Julie Bertuccelli lo demuestra en esta adaptación de la recurrente novela de Judy Pascoe. Un film que aborda la ausencia de forma armoniosa, a veces alegre, e incluso de forma casi excéntrica. Su tono colorista, y su grito a la vida, pierden fuelle a la hora de querer abordar con la máxima contención una compleja espiral de emociones y sentimientos interrumpidos, cayendo de esta forma en la banalidad y en la superficialidad. A veces cuesta creerse el espíritu tan modesto de la historia, y su mensaje de esperanza y amparo. El film recorre con valentía, cada rama, cada hoja de ese árbol plagado de sentimientos, pero su problema reside a la hora de entender a sus personajes, y de ofrecerles la posibilidad de construir libremente sus emociones. Gracias a la dirección de Bertuccelli parece que los errores de guión del film queden rebajados, o quizás algo olvidados. El guión deja demasiados cabos sueltos como para redondear una jugada de mucho riesgo, y es ahí donde Bertuccelli consigue salvar la película del cliché barato. Técnicamente el film es muy complejo, construido con habilidad y destreza, esto lo demuestra el notable montaje, la agradable partitura de emociones contenidas, la poderosa fotografía, capaz de iluminar el horizonte y de captar los bellos rayos del sol que se posan en los rostros de los protagonistas, como marcas de esperanza, la ambientación sale muy bien parada, en general un trabajo sólido en cuanto a las claves técnicas del film, que dan paso a un trabajo actoral de tremendo esfuerzo, pero muy limitado por la escasa nutrición del guión en cuanto al diseño emocional de los personajes. Encabezando el elenco actoral está una genial Charlotte Gainsbourg que consigue transmitirnos emociones veraces, y nos produce nostalgia al ver como esos niños cargados de naturalidad le acompañan en ese camino hacia la recuperación. Un film de alta carga emocional, que podría haber explotado sus cualidades mucho mejor.
Lo mejor: La poderosa y atractiva fotografía.
Lo peor: La superficialidad de las emociones.
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