"La crónica de la masacre post 11-S se antoja aún una
asignatura pendiente para la expresión cinematográfica, que contando con
ejemplos valiosos, aún adolece de un tratamiento riguroso y efectivo.
Son numerosos los casos y acontecimientos que desempolvar de un
período, que a día de hoy levanta grandes ampollas. Kevin Macdonald toma
el valioso testimonio de Mohamedou Ould Slahi para retratar la
historia del que fue uno de los prisioneros de Guantánamo, un condenado
sin juicio a numerosos años de prisión y a las torturas más atroces que
se conocen. Rory Haines, Sohrab Noshirvani, M.B.
Traven firman un guion que comienza esquemático, jugando a una
contextualización clásica y ya asentada, sobre las partes de un
conflicto político. Ni uno de los personajes se escapa a ese trazo
grueso de definición inicial, incluso Macdonald contruye desde un
clasicismo pasmosamente tedioso. No obstante, pasada esa franja, el
film, conociendo las líneas de este testimonio y su personaje principal,
se adentra en su humanidad, en el valor de su experiencia, y conjuga un
ejercicio de descubrimiento, de defininición y de sensibilización, que
pone en jaque no sólo a un gobierno, o un período histórico, sino a toda
la construcción de un país, cuya estructura se antoja tan hipócrita
como absolutamente deshumanizada. Así es, la historia de Mohamedou
levanta conciencias al vuelo para capturar lo que fue uno de los
momentos oscuros de la historia estadounidense, pero también la identidad de un país que, en sus impostadas construcciones, arrastra a
la civilización occidental al peor de sus ocasos. Y es en este ejercicio
de inmersión y conciencia donde la película alza su vuelo y se antoja
compleja, audaz, y emocionante. La mirada de su protagonista captura y
emociona la verdad de lo que somos, y nos sumerge en definiciones que en
el fondo nos conectan con nuestro lado más humano, pero al mismo tiempo
nos sacuden las estructuras de una sociedad completamente alejada de
ello. Este sombrío ejercicio abraza con garra una definición notable,
alejándose de sus esquematismos iniciales, y conjugando una sabia línea
de montaje que alterna diversas miradas espaciales y temporales. El
reparto apoya con solvencia el arrojo de la propuesta, y es en la
firmeza de la mejor Jodie Foster, pero sobre todo en el coraje de uno de
los mejores trabajos interpretativos del año, un inmenso Tahar Rahim
que otorga absoluta verdad a la construcción de las vivencias de
Mohamedou, donde la película alcanza su máximas definiciones y se
convierte en un vehículo preciso y contundente a la hora de desentrañar
las necesarias verdades de un momento tan contradictorio como
desvastador, para la historia de la humanidad."
Lo mejor: La excelencia del trabajo de Tahar Rahim.
Lo peor: Una definición esquemática que lastra la primera parte de la cinta.
NOTA: 7(****)
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