miércoles, 24 de agosto de 2016

LIII Festival Internacional de Cine de Gijón. Reseñas (I):

Adama:
"Sabida es la solvencia de la producción gala para presentarnos cada año una gama interesante de ejercicios de animación. Es indiscutible posicionar en la lista de las mejores cintas animadas de estos últimos años unas cuantas películas de la historiografía cinematográfica francesa. Su nueva apuesta,"Adama" intenta seguir la estela de un cine adulto, capaz de explorar numerosos caminos a través de las posibilidades de la animación. No obstante, lejos queda de las capacidades expresivas de sus predecesoras, pues el material narrativo es flojo y la conjunción formal no presenta motivos que merezcan ser admirados. La película navega de un modo sutil por las hazañas de la historia más cruenta del siglo XX (I Guerra Mundial) y colorea reflexiones sobre las continuas y latentes derivas entre los dos mundos. Su paleta discursiva funciona, pero más como ejercicio de definición sociopolítica que como película, pues en esta enmienda, sus convencionales giros, su manida trama y una animación repleta de cojeras imposibilita que lo que podría haber derivado en un deleite cinematográfico acabe aparcado en el mero entrenimiento didático."

NOTA: 6(***) 

Aferim!:
"Las posturas del nuevo cine rumano año tras año sorprenden por su amplio y rico arsenal de recursos expresivos y su capacidad de articular un discurso tan veraz como potente. Radu Jude, a través de un relato que parece un cruce entre las cómicas historias de los Monthy Phyton y Don Quijote de la Mancha, fragua una crónica de la Europa de principios de siglo XIX que tiene numerosas repercusiones presentes. Las continuas reflexiones que plantean los diversos trazos de la historia nos remiten e invitan a un ejercicio instrospectivo en la configuración de la Europa actual. La película, con sus errores y ciertas caídas de ritmo, mantiene con solidez el equilibrio entre la comedia negra y la crónica dramática, gracias en gran parte a las habilidades de un guion muy bien trabado, a una excelsa dirección y a dos actores protagonistas en aboluto estado de gracia."

NOTA: 7(****)

 Black:
"Sin grandes reinvenciones y feroces discursos, Adil El Arbi y Bilall Fallah configuran este particular "Romeo y Julieta" en la Bélgica actual. Una historia de mafias, etnias, divisiones sectoriales, que navega en la senda de los convencionalismos y del abuso excesivo de los tópicos, pero que en contraste, gracias a la habilidad de sus realizadores, se mantiene firme, con un gran sentido del ritmo y una sólida capacidad de convicción. Si la novedad queda de lado en este relato, si es cierto que aprovechando lo ya muy asentado se genera un film interesante por la fuerza de su discurso y la férrea postura de un equipo entregado, especialmente unos actores notables, liderados con acierto por la mirada expresiva de Martha Canga Antonio."

NOTA: 6(***)

 Brothers:
"La combinación entre la expresión artística y el ejercicio de retrato sociopolítico fermenta en numerosas producciones cinematográficas actuales. Un ejemplo de ello es este documental polaco que recorre a través del valor vital y pictórico de dos artistas la historia de un país, y de un momento decisivo en la historia mundial del siglo XX. El retrato de sus vidas como voz que da forma a las contingencias sociopolíticas que conllevan analizar ciertos ecos históricos se antoja de gran interés, frente a la materia cinematográfica que escasamente aprovecha los recursos expresivos y articula un discurso más bien anodino e inerte. La lucha entre los intereses cinematográficos y los históricos vislumbra un ejercicio quebrado, que rico por un lado, adolece en sus virtudes artísticas."

NOTA: 5,5(***)

martes, 2 de agosto de 2016

Crítica: El club

"Las heridas abiertas de un modo doloroso en la hecatombe planetaria acuden con sigilo a las derivas cinematográficas para encontrar una expresión férrea que ayude a canalizarlas. Este pudor, este silencio, provoca que a veces el discurso encuentre su camino de un modo impostado atendiendo a durezas expresivas y continuos subrayados que en vez de respaldarlo lo ahogan haciendo que resulte poco creíble. Pablo Larraín, uno de los realizadores más destacadados del cine chileno y representante de una interesante corriente que ha revolucionado la cinematografía iberoamericana, construye sobre una idea y unos valores de arriesgada exposición social, un ejercicio envidiable, sobre los dolores humanos, sobre la fina deriva que separa a buenos y malos, y sobre la enmienda de la redención. Sobre el imaginario católico se estructura una definición sociocultural y ética sobre lo que somos, lo que hacemos y la conclusión de nuestros deberes humanos. Encerrados en ese asfixiante retiro kafkiano, evocando sin duda al mejor Haneke y al imponente Pasolini, se tiende a equilibrar una definición coral de voces reales con la idea de trabar un mensaje que atiende a numerosas derivas planetarias. Abruma la claridad del mensaje, la dureza de las palabras, el fuego que arrojan las imágenes y en definitiva las extraordinarias capacidades de una película que demuestran el inconmensurable talento de un realizador que se ha ganado un puesto entre los grandes. Su extraordinaria visión acompañada de una fotografía prodigiosa teje el tapiz de un cuento siniestro que encuentra en un excelso reparto (a destacar la maestría de Alfredo Castro, Roberto Farías y Antonia Zegers), la verbalización de las posturas, los miedos, los silencios y las heridas de este aterrador relato. Tanto su construcción formal, como la expresión de sus estructuras conceptuales nos dejan este atronador "Club", un film que merece ser revisionado varias veces para entender y valorar la verdadera deriva de aquello que llamados pecados. Absolutamente la obra maestra del año, y si no, que venga Dios y lo vea (valga la ironía)."
 
Lo mejor: El extraordinario reparto y la delicias de su ejercicio fotográfico.



Lo peor: Su dureza puede provocar numerosos e injustos rechazos.



NOTA: 9,5(*****)