jueves, 1 de septiembre de 2011
Crítica: Secuestrados
Secuestrados: 8,5(****)
Impresionó en el festival de Sitges, que la ignoró por completo, y luego en su estreno, las críticas fueron muy muy entusiastas. Un nuevo film de terror, de horror, de desesperación. Tanto público como crítica la ha acogido con los brazos abiertos, es la película de terror del año, por su realismo o quizás deberíamos hablar de hiperrealismo, su dolor, su ingenio, su desgarro consiguen que el film atrape desde el primer minuto y te deje abrumado al final. La base del film es muy simple, la historia de unos ladrones que entran en una acomodada casa a las afueras de la ciudad y cuyo objetivo es conseguir una gran cantidad de dinero, aunque para ello tengan que acabar con la vida de quien sea. Estos son los cimientos, sencillos, pero que funcionan muy bien gracias a la fuerza de un guión que hace que la trama cada vez sea más compleja, extraña y agobiante, hay momentos en los que te sientes ahogado y necesitas decirte que es solo una película. El film corre ese riesgo, no todo el mundo puede y debe verlo, porque puede resultar insultante, angustioso, puede producir tal agobio, que puede reultar molesto, por eso está limitado a cierto público que queda sorprendido y agradecido de haber visto una obra tan notable. Entre los pesos pesados de la película están el enrevsado y genial guión, la arriesgada dirección, el excelente montaje, el maquillaje, el sonido, incluso la templada música, pero sobre todo un trio de actores que aportan realismo y desgarro emocional en la pantalla. Tanto Ana Wagener como Fernando Cayo impresionan por el dolor en su mirada, la angustia de sus rostros, pero sin duda, aquí el plato fuerte lo tiene una Manuela Vellés que brilla, desolada, atrapada, amordazada, desbordada, consiguiendo transmitirnos un horror profundo que consigue captar con su expresión facial, absolutamente un excelente trabajo. Tanto equipo técnico, como director, como actores consiguen que esta sencilla historia sea delirante, agobiante y excelente.
Lo mejor: MANUELA VELLÉS, ANA WAGENER Y FERNANDO CAYO y el delirio de la historia.
Lo peor: Su crudeza puede desagradar a más de una persona.
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