martes, 25 de octubre de 2011

Crítica: Mientras duermes


Mientras duermes: 9(*****)
Jaume Balagueró, maestro del terror en España, nos ha ofrecido películas de gran calidad, imaginación y cargadas de una tensión que se puede palmar en el ambiente. Este último proyecto suponía un reto muy personal, arriesgado y un poco alejado, dentro de lo que cabe, de su forma de hacer cine. Suponía un salto al vacío, sin paracaídas, un film diferente, un laberinto de obsesiones, rarezas y angustia. Balagueró ha caído de pie, pues ha conseguido un film casi redondo, un historia traumática, delirante, sobre un psicópata aterrador, una película de misterio y auténtica tensión, tanto que deberás decirte a ti mismo, en algunos momentos, que tan solo es una película. El arma más fuerte a favor de Balagueró, es ese perfecto guión diseñado por Alberto Marini, cuyos giros están meditadamente construidos y guíados, lo que hace que una historia banal y simple adquiera dimensiones estremecedoras. El cambio radical del guión con respecto a otros films de Balagueró, es el análisis tan exhaustivo de los personajes, de sus miedos, de sus emociones, pero sobre todo este análisis se centra en el gran protagonista del film, César, un portero enloquecido, lleno de maldad y con el que llegas a simpatizar, gracias a su diseño tan complejo, que hace que el espectador se atreva a decidir, este personaje es interpretado de forma extraordinaria por un Luis Tosar en estado de gracia, su interpretación es única, sincera, cada suspiro, cada gesto que hace nos produce inquietud que a veces deriva en agobio. Sus lágrimas, sus lamentos son los nuestros y nos hacen hiperventilar, una interpretación prodigiosa y absolutamente magistral. Pero quizás ahí reside el problema principal del film, César está tan perfectamente creado, que opaca al resto de personajes, que llegan a verse eclipsado en el film, y a veces pierden totalmente la atención del espectador, pero a pesar de esta limitación hay que destacar el trabajo de la sincera Marta Etura, en cuyos minutos finales ofrece una clase magistral de dolor, y angustia, Alberto San Juan que demuestra un gran esfuerzo, y la genial Petra Martínez que brilla y debora la pantalla cada vez que aparece, mención aparte merece el inquietante trabajo de la debutante Iris Almeida, todos realizan con efectividad su labor gracias en gran parte a la gran labor de dirección de Jaume Balagueró, que también conjuga con elegancia un sobresaliente equipo técnico, a destacar el complejo e ingenioso montaje, que se combina de forma asombrosa con una fotografía extraordinaria, que remarca y palpa las situaciones de mayor ansiedad, consigue junto con el montaje dibujar las sombras de los planos más estrepitosos. El juego sonoro brilla por la fuerza con la que marca las emociones, y se combina muy bien con la inquietante banda sonora. Así como no podemos olvidarnos del notable trabajo de caracterización y de ambientación, perfectamente acorde y decisivo en la estética y propósito del film. Gracias a esta magnificiencia y efectividad Balagueró ha conseguido la mejor obra de su filmografía y nos ha aportado la que puede ser la película española del año, por su originalidad, extravagancia y valentía.

Lo mejor: LUIS TOSAR, maestro del terror.

Lo peor: Algunos personajes están diseñados muy superficialmente.

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