martes, 22 de septiembre de 2020

Crítica: Uno para todos

"Contamos ya dos décadas desde el estreno de aquella enigmática y certera película de Bertrand Tavernier "Hoy empieza todo", una sensible mirada a la educación a través de un maestro y sus alumnos infantes. Una película entendida desde la profundidad y sensible en sus aportaciones narrativas. Aquella película sentó cátedra a la hora de plantear el cine como vehículo para dar forma al entendimiento de la educación. Estos años han dado material poderoso y sensato sobre el tema, especialmente venido de la industria gala, pero también y en menor medida de nuestro cine, pero sí es cierto que han tenido que pasar los años, y rendirnos a la firmeza de David Ilundain, aquel creador de aquella interesante película llamada "B", para poder encontrar un viaje tan enfocado y directo hacia el meollo de las aulas. La película se llama "Uno para todos" y recorre el viaje de Aleix, un maestro interino que afronta la educación de un curso tan decisivo y tan puente como sexto de primaria, descubriendo el complejo mundo de los niños y adolescentes, de la lacra del acoso, de las dificultades para generar y otorgar humanidad, y en definitiva, de las dificultades y contradicciones de la educación. Podemos achacarle defectos varios a la propuesta de Ilundain, desde la plana aportación audiovisual, pasando por una falta de desarrollo de ciertos personajes, incluido el protagonista y terminando por cierta tendencia excesiva al buenismo y la opción más lacrimógena, pero lo que no podemos discutir es la honesta y sensible mirada a la relación del maestro y sus alumnos, a el viaje al aula, al devenir cotidiano que entraña conseguir seres humanos. Su veracidad y ferocidad en este aspecto nos remite directamente a la citada película de Tavernier, porque indudablemente ambas construyen desde la mirada y sensibilidad esta epopeya tan compleja. En este sentido, y creyendo en las amplias virtudes de esta historia, frente a sus dudosas posturas, hay que señalar que sin el magnetismo de su reparto nada hubiese funcionado de la misma manera. La exquisita dirección de actores hace vibrar a todos esos niños que desprenden humanidad por los cuatro costados, acompañados de los certeros secundarios y de un David Verdaguer absolutamente mágico en su registro de maestro en construcción, ofreciendo un recital diferenciador de sus aportaciones anteriores. La magia de este reparto cristaliza las intenciones de una película irregular, pero absolutamente honesta en el cometido de trazar un viaje al alma de la educación."

Lo mejor: La honestidad y la verdad constantes que desprende.

Lo peor: Indefiniciones en su construcción y cierta tendencia al subrayado lacrimógeno.



NOTA: 6,5(***)

Quiniela Nominaciones 33º European Film Awards














Mejor película:

Corpus Christi, de Jan Komasa

Verano del 85, de François Ozon

Druk (Another Round), de Thomas Vinterberg

Falling, de Viggo Mortensen

Martin Eden, de Pietro Marcello


Mejor dirección:

Christian Petzold "Undine"

Thomas Vinterberg "Druk (Another Round)"

François Ozon "Verano del 85"

Pietro Marcello "Martin Eden"

Agnieszka Holland "Charlatan"


Mejor actor:

Mads Mikkelsen "Druk (Another Round)"

Bartosz Bielenia "Corpus Christi"

Luca Marinelli "Martin Eden"

Oliver Masucci "Enfant terrible"

Elio Germano "Volevo nascondermi"


Mejor actriz:

Paula Beer "Undine"

Ane Dahl Torp "Charter"

Marta Nieto "Madre"

Nina Hoss "My Little Sister"

Irina Atanasova "Un gato en la pared"


Mejor guion:

Costa-Gavras "Adults in the room"

Tobias Lindholm & Thomas Vinterberg "Druk (Another Round)"

François Ozon "Verano del 85"

Maurizio Braucci & Pietro Marcello "Martin Eden" 

Mateus Pacewicz "Corpus Christi"


Mejor comedia:

Un triomphe, de Emmanuel Courcol

Druk (Another Round), de Thomas Vinterberg 

Effacer l'historique, de Benoît Delépine & Gustave Kervern


Premio Discovery:

Falling, de Viggo Mortensen

El hoyo, de Galder Gaztelu-Urrutia

Slalom, Charlène Favier

Gorod usnul, de Maria Ignatenko

Kids Run, Barbara Ott

Wildland, de Jeanete Nordahl


Mejor película de animación:

Flee, de Jonas Poher Rasmussen

Josep, de Aurel

The Nose or the Conspiracy of Mavericks, de Andrei Khrzhanovsky 

Calamity, une enfance de Martha Jane Cannary, de Rémi Chayé

Kill it and Leave This Town, de Mariusz Wilczynski


Mejor película documental:

State funeral, de Sergei Loznitsa

The Cave, de Feras Fayyad

Collective, Alexander Nanau

Little girl, de Sébastien Lifshitz

I am not alone, de Garin Hovannisian


Mejor fotografía: Vladimír Smutný "The Painted Bird"

Mejor montaje: Janus Billeskov Jansen & Anne Osterud "Druk (Another Round)"

Mejor música: Jean-Benoît Dunckel "Verano del 85"

Mejor diseño de producción: Cristina Casali "The Personal History of David Copperfield"

Mejor diseño de vestuario: Peri de Bragança "Enfant terrible"

Mejor maquillaje y peluquería: Marco Pompei, Miriam Lanciotti & Lorenzo Tamburini "Volevo nascondermi"

Mejor diseño de sonido: Dominik Schleier, Benjamin Hörbe & Bettina Böhler "Undine"

Mejores efectos visuales: Iñaki Madariaga "El hoyo"

jueves, 17 de septiembre de 2020

Crítica: Pinocho

"El cuento de Carlo Collodi sobre ese niño de madera al que le crece la nariz cuando miente se ha convertido en un referente de la literatura universal, alimentado en el imaginario infantil pero con un trasfondo de oscuras perversiones que más cerca encuentra al público adulto. La importancia del texto y su capacidad de persistencia al tiempo ha sido motivo recurrente de adaptación, y en este caso, de adaptación cinematográfica. Son numerosas las películas hechas acerca de este particular personaje, y en este sentido, la capacidad de ruptura se antojaba escasa ante un ejercicio tantas veces desarrollado. La confianza en la ferviente mirada de Matteo Garrone, y el hecho de tomar el cuento de una manera muy ortodoxa, establecen las líneas que otorgaron una diferenciación a esta película frente al arsenal de propuestas que la historia nos ha querido ofrecer. Así es, Garrone prácticamente reproduce con precisa mirada todas las líneas del cuento, con su poesía, pero también envueltas en ese enorme halo de oscuridad. El resultado es un cuento barroco, por la impresión de sus líneas, pero también por una estética construida al detalle. El viaje de Pinocho es una travesía de enorme simbolismo sobre la vida, y como en la vida, el dolor, la tristeza, la culpa, la redención, entre otras, se antojan vertientes de definición que no siempre evaporan el globo místico de numerosos cuentos endulzados para ser reorientados a su público más infantil. Garrone es preciso, pero también excesivamente esquemático, y eso lastra las ideas del conjunto, que maneja más un ejercicio estructurado en episodios, que un volumen orgánico. La idea de ser fiel obstruye las posibilidades de viajar en una poesía y un ejercicio mucho más fluido y dinámico. No obstante, este Pinocho, con sus defectos e imprecisiones, edifica una de las propuestas estéticas más sobresalientes del año. Su concepción del cuento a través de los extraordinarios vestuarios, la notable caracterización física, la poesía del trabajo de arte en diálogo constante con esa fotografía de cromatismos contrastados, la bella partitura de Diario Marianelli, y unos efectos visuales absolutamente primorosos, compendian un ejercicio de arrebatadora belleza, a la par que una propuesta de memorables hazañas visuales. Garrone capitanea este barco de equipos extraordinarios, que elaboran este cuento sólido, magnético, que quizás debiera haberse despojado de su corsé para volar alto, muy alto, tanto como apunta Carlo Collodi en sus líneas."

Lo mejor: Su bella, poderosa y arrebatadora estética. 


Lo peor: Su excesivo esquematismo. 




NOTA: 7(****)

jueves, 3 de septiembre de 2020

Crítica: Las niñas

"Volver a los 90 ha venido resultando un acto de nostalgia, casi romántico, quizás llevado por el ejercicio de la memoria selectiva de una nueva hornada de creadores, que vivieron o nacieron en los albores de una década tan contradictoria como esta. Pilar Palomero, firme en sus convicciones y en su retrato, da un revés a todo ello, y nos ofrece una cara ciertamente desconocida. La de una realidad duramente fustigada por el abrazo del machismo, el heteropatriarcado y el conservadurismo religioso. Entre mujeres y sobre mujeres se nos cuenta una historia que habla del dolor, del dolor por la falta de liberación, del ejercicio de sumisión, y del desconcierto ante la falta de una educación sentimental. Y hablamos de educación sentimental, porque la falta de este sustantivo acompaña las vivencias de Celia, la protagonista, completamente aislada en sus silencios ante la incomprensión de un mundo que no le da voz, ni lugar. Desde la fría vivencia de su castigada madre, las contradicciones de una nueva etapa, hasta la condena moral de una educación que no la entiende y no quiere entenderla. Estas y otra líneas acompañan un viaje que nos adentra en las entrañas de lo que fue una época, y que irremediablemente conecta con nuestra forma de entender el presente. Todo ello, esculpido desde la máxima sensibilidad, y atendiendo de una manera constante al ejercicio de sutileza. Pilar nos aborda una realidad fervientemente dura y hasta trágica, construyendo un engranaje que al deconstruirse encuentra matices y complejidad para poder acercarnos con mirada y criterio a lo que se nos está contando. Todo ello definido de una forma precisa en una fotografía que haciendo homenaje a la revolución del formato doméstico, y conjugando luz entre las sombras nos empapa de honestidad y credibilidad, al compás de un juego con múltiples matices sobre el espacio físico, virtuosismo del preciso trabajo de dirección artística, sin olvidarnos de los juegos de montaje que contraponen el silencio de Celia a el ruido y la distorsión de una vivencia sin respuestas y con numerosas preguntas. Aunque sin duda, lo que hace especial a estas "niñas" es la generosidad de un reparto femenino de caras desconocidas, en el que Andrea Fandós demuestra un gran potencial dramático, siempre acompaña de esa madre, Natalia de Molina, que en la ausencia compone otra arrebatadora interpretación. Ellas elevan la sensibilidades de una película compleja, que late con fuerza, y encuentra en sus minutos finales al compás de la bella canción original de Juan Carlos Naya "Lunas de papel", un acto heroico de reivindicación femenina y feminista, y uno de los mejores finales de este extraño 2020."

Lo mejor: La generosidad de "las niñas" en este duro revés a una época sin florituras.


Lo peor: No atender a la complejidad del retrato que se nos ofrece.


 

NOTA: 7,5(****)