Crítica: El gran Gatsby

"Llega el cuarto Gran Gatsby de la mano del rey de la pomposidad y el espectáculo, Baz Luhrmann, que ya demostró en "Moulin Rouge", su manejo de los grandes decorados, los abultados vestuarios y un juego inconmensurable de efectos visuales y explosiones mágicas. Luhrmann manteniéndose fiel a su estilo repite la misma fórmula, pero no con el mismo éxito. La apasionante historia de Gatsby que escribiera F. Scott Fitzgerald, cede su potencial narrativo, su belleza y sus complejas definiciones a un espectáculo visual sin precedentes, pero vacío. Todo el envoltorio de esta nueva adaptación del clásico, está cuidado al detalle de forma tan minuciosa, que por momentos consigue engañar al espectador más hábil. El film se sigue con comodidad, no decae en ningún momento, y se acoge a un entretenimiento muy digerible para todos los públicos. Pero, la incomensurable fuerza visual, potenciada por acelerados movimientos de cámara y planos múltiplemente angulados acogidos a una escenografía del exceso, no siempre funciona como se querría, pues la cinta intenta acribillar y enbaucar al espectador, quiere atravesar los oídos y los ojos de este, embaucándole en su juego, sin dejarle disfrutar, sin dejarle espacio a la meditación, a la reflexión o simplemente el deseo de introducirse en una historia de amor, el espectador no elige, la cinta elige por él, tratando a este como un completo idiota. Esta fórmula presente en la mayor parte del cine hollywoodense, se presenta esta vez bajo una gama de colores mucho más sofisticada, que por momentos parece funcionar de forma blasfema. Pero, aún así, independientemente del excelente equipo técnico, de brillantes decorados, maravillosos vestuarios, potentes juegos sonoros y visuales, motor principal del buen transcurso del metraje, la película se presenta completamente pobre narrativamente, no hay un momento que apasione, que emocione, que te deje abrumado por la brillantez de los diálogos, por el interés de la trama. Esta carencia se entorpece más si puede debido al erróneo o díficilmente entendible juego visual de su director, que ni siquiera esta vez ha sabido conjugar un buen reparto. Ni Dicaprio, ni Maguire le pillan el punto a sus papeles, sus composiciones se mueven entre lo superficial y lo austero, ellos presiden un reparto que en ningún momento arriesga para ofrecerse al potencial psicológico de la novela de Fitzgerald. Sólo una excepción, una bellísima y notable Carey Mulligan que con su fragilidad, imprime cierta emoción al transcurso de la historia. Mención aparte merece quizás una de las mejores aportaciones del film, entre una acertada selección musical, una pieza original, la bellísima canción que Lana del Rey escribe y canta para la pelïcula, "Young and Beautiful", una joya repleta de esos sentimientos, esos deseos, esa nostalgia y esa brillantez que el film pide plano a plano, minuto a minuto, escena a escena."
Lo mejor: La sobrecogedora pieza musical de Lana del Rey, "Young and Beautiful".

Lo peor: Que se intente engañar al espectador con esta obra revestida tan pomposamente, pero completamente vacía.
NOTA: 5(***)