"Historias de héroes silenciosos. Aquellos que lucharon por sus sueños entre mares de dudas, aquellos que se enfrentaron a la fuerza del viento para no perder nunca su integridad. Héroes que permanecen en nuestro corazón y que aunque el mundo no los supo ver, sabemos que fueron grandes por su increíble hazaña épica. Uno de esos extraordinarios luchadores es Llewyn Davis, un incansable buscador de la belleza y el arte, una increíble muestra de entereza frente a la adversas circunstancias de su vida, que bailaba cansada por la terrible ceguera de los que le rodeaban. Desde el primer minuto, la historia de este cantante de folk de los sesenta te sumerge en las emociones de su protagonista. Caminas, cantas y vuelas con él. Su vida y su incasable lucha silenciosa forma parte de tu propia experiencia. La extraordinaria cercanía de la cinta, por su humanidad, por su calidez, por su ternura, por su desgarrada perfección, por la magia de sus momentos, provocan que el espectador se mantenga casi suspendido en su sueño, ausente, navegando en esta bella partitura. Bella partitura que se desliza gracias a la vertiginosa concatenación de todas las canciones de la película, canciones llenas de historia, de vida, de amor. Bellísimas letras al servicio de una música que abraza el alma tocando las teclas que hacen vibrar cada una de nuestras emociones. La increíble capacidad de los Coen para narrar este relato, sin prisas, saboreando cada palabra, cada pieza musical, cada imagen, y su maestría para crear un clímax de absoluto acogimiento, combinando de forma sobresaliente los extraordinarios trabajos de fotografía, ambientación y montaje, les hace merecedores de recibir todos los elogios por su trabajo de dirección y escritura. Su mirada es humilde, es tierna, es cercana, y eso se agradece en una época de ambiciones y pretensiones completamente vacías que atiende a la tendencia hipócrita que mancha cada uno de los valores de nuestra sociedad. Gran estima también merece un gran trabajo coral de interpretación, capitaneado por un Oscar Isaac, brillante, que encarna al protagonista de esta aventura con firmeza, realizando una composición repleta de empatía y matices. Le acompañan de forma destacada la siempre eficaz Carey Mulligan, un John Goodman absolutamente perfecto y la pequeña pero convincente intervención de un envejecido F. Murray Abraham. Ellos dan voz y forma a los protagonistas de una historia cálida, por sus matices, por su serenidad, su decisión y por su honestidad a la hora de acercarse a las emociones del ser humano, buscador de sueños, en uno de los ejercicios más redondos de dos grandes maestros del cine norteamericano, los hermanos Coen."
Lo mejor: La extraordinaria capacidad de los Coen para crear un clímax realmente cálido que nos permite una inmersión total en la historia.
Lo peor: Su humildad no debe confundirse con simpleza.
NOTA: 9(*****)
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