"Pablo Larraín indaga en un acontecimiento histórico en el que el diálogo, y sobre todo la capacidad de acción de la inteligencia humana acabó con una masacre que había azotado un país durante muchos años. Apuesta por un episodio único e extraordinario en la historia de Chile, mediante un relato marcado por un líder que mediante la comunicación, mediante la movilización y concienciación de las masas, derrocó a una élite avasalladora que había ahogado a un país durante muchos años. Su propuesta toma forma de docudrama, en el sentido más estético del término, pues su cuidada estética, inyecta dosis de realismo a esta historia. El aspecto casero del formato, simulando un rodaje en Super-8, da verosimilitud al relato, todo ello gracias a un hábil juego de luces y sombras y de constrastes y tonalidades, a ello se une una ambientación mimada al detalle, así como un montaje ágil, pero que engaña al espectador con su estimable camuflaje. Estos elementos aportan gramos de humanidad a un guion, que sin embargo, llega aburrir, por su tedioso desarrollo, anclado por episodios y elementos repetitivos en la trama, que se acercan a un formato pobre de documental y debido a su carencia para dar forma a personajes cargados de matices y vida. Por ello, la trama avanza con interés documental, pero no te arrebata ninguna emoción. Una sensación insípida se apodera de los minutos de la película, que por momentos roza el oportunismo de un momento y un lugar para sobrecoger a un reducido sector. Mención aparte, y no de carácter positivo, es un Gael García Bernal, que con naturalismo, se aleja de una excelente interpretación, en esta historia de curiosidades documentales, pero incapaz de emocionar ante la dimensión de lo que cuenta."
Lo mejor: Su interesante propuesta estética.
Lo peor: Su incapacidad para emocionar.
NOTA: 6,5(***)
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