Crítica: La enfermedad del domingo

"Es interesante advertir las rarezas de un director como Ramón Salazar, con un discurso y unas aportaciones muy al margen de la industria. Es de admirar su entereza a la hora de adentrarse en los caminos más insólitos, con escaso respaldo y la inteligencia y la pasión de quien realmente ama el cine. Su última película, quizás la más madura de su obra, bucea en un reencuentro, el de una madre y una hija, separadas durante treinta y cinco años, y que el cual se convierte en un grito que se adentra en nuestras raíces más profundas, para comprender ciertos valores de la existencia terrenal. Es interesante admirar el cambio de paradigma al que acude Salazar en su obra, pues la cámara asiste al discurrir casi espontáneo de una historia con numerosas aristas, y esta se mantiene expectante, sin anular a sus personajes y dejando que la respiración sea su mejor aliada. El mimo por todos los elementos que confabulan este retrato doloroso es también el motor que comprende el valor maduro y complejo de una película que ambiciona desde su mirada silenciosa numerosas partituras. No podían estar mejor fusionados los diversos trabajos técnicos de la película, con especial mención a un duelo fotográfico absolutamente memorable. No estamos ante una película redonda, pues a veces cierta metáfora oportuna o cierto subrayado saca a relucir ese Salazar tan concienciadamente preocupado por el discurso, que resulta excesivamente mecánico. Sin embargo, en ese mar de imperfecciones, la película se admira más bella si cabe, por su capacidad de dar vuelo a todo el material que maneja, sin prejuicio ni culpa. Un conjunto que se encuentra sobrevolado por la magistralidad en carne y hueso. Hablamos de dos actrices, que se fusionan en un solo ser, para comprender uno de los trabajos conjuntos más fascinantes de los últimos años. Bárbara Lennie y Susi Sánchez se convierten en un auténtico terremoto de emociones en esta delicia cocida a fuego muy lento, y que quedará intacta en el imaginario de quien se entregue a todo su poder poético."
 
Lo mejor: Dos actrices en estado de gracia.



Lo peor: Cierta tendencia al gesto oportuno.



NOTA: 8(****)