Crítica: Mentiras y gordas

Mentiras y gordas: 4(**)
Ayer por compromiso fui a ver el nuevo film de Albacete y Menkes, y resultó ser bastante más del bodrio que me esperaba, cierto es que la película es muy normalucha, pero mejor que tragarse las chorradas de "Crepúsculo" si. Un film exagerado, es verdad que las drogas y la lujuria están muy presentes en la adolescencia, pero no creo que se llegue al extremo de este film, con una respuesta errónea, y muchas evidencias. A pesar de su simplicidad, de su exageración, de ser tediosa, se las arregla para entretener, y sale airosa en ese aspecto. El film presenta un amplio abanico de escenas sexuales y de drogadicciones que gustarán a cierto sector adolescente. La dirección es invadida por el amplio reparto, donde destacan favorablemente Ana María Polvorosa y Mario Casas, y negativamente, Maxi Iglesias y Hugo Silva. Uno de los mejores elementos del film es la música, que sin llegar ni siquiera a ser notable, resulta bastante aceptable, al igual que el montaje y la fotografía. Uno de los golpes más absurdos del film es la teoría de que él más débil y el ajeno acaba horriblemente mal, y eso hace que los que lo olvidaban e ignoraban se dan cuenta de lo que valía. Pero, ¿Por qué no acaba mal el guaperas, el chulo, el prepotente? ¿Por qué al débil le espera el peor final?. Una resolución del conflicto absurda y errónea.
Por lo demás un film sencillo, con un reparto de actores guapísimos, pero inexpertos, salvo excepciones. Desde luego las adolescentes disfrutarán viendo desnudos a muchos de sus actores favoritos.

Lo mejor: La belleza de los actores.

Lo peor: Su falsa concepción de la realidad.