martes, 20 de diciembre de 2011

Crítica: The Artist


The Artist: 10(*****+)
Tanto cine comercial, tanta comedia barata, tantos efectos especiales nos han absorbido el cerebro y nos han hecho olvidar qué es el CINE. El auténtico valor del Séptimo Arte reside en aquellas joyas que hace más de 100 años empezaron a ilustrar las riquezas y desastres de la vida, y nos hicieron volar hacia mundos inimaginables para la mente humana. El cine nació de un amor hacia el cambio, un amor hacia un arte diferente, en un período de plena revolución cultural, sobre todo artística. Contemplar los grandes clásicos que el Séptimo Arte nos ha regalado es un placer para los sentidos, y es un grito a la nostalgia, y al deseo de revivir los mejores años de la historia del cine. Este pequeño inciso nos sirve para presentar uno de los grandes films de este año, uno de los mejores de la década. Es toda una proeza en pleno siglo XXI cuando todo lo clásico está siendo desmenuzado y deshecho, que alguien se atreva a llevar a la gran pantalla una pieza de orfebrería tan delicada y detallada. Un film mudo, en blanco y negro, sencillo, tierno y nostálgico. Un grito a la esperanza y un sollozo que desvela las maravillas de la vida. Michael Hazanavicius es uno de los nombres claves del año, porque ha escrito y dirigido con solvencia y maestría este proyecto lleno de ternura, de cariño, muestra de un esfuerzo sobrenatural por conseguir florecer una planta casi muerta. La historia no es de gran trascendencia, pero el hecho de poder verla en la actualidad, la manera en que está tratada, hace que viajemos con añoranza y ternura a través de tantos y tantos clásicos. La cálida y detallista fotografía, la excelente banda sonora, capaz de conseguir piezas de una gran magistralidad e intercalarlas con obras maestras como los acordes de Bernard Herrmann en "Vértigo" de Hitchcock, la preciosa ambientación de increíbles decorados, trabajados vestuarios y caras perfectamente maquilladas, la fluidez del montaje, así como los acertados toques sonoros consiguen hacer de este sencillo proyecto una obra maestra perfectamente adornada y engalanada. Mención aparte merece ese magistral reparto, de rostros desconocidos, pero llenos de una expresividad que inundan la pantalla de emociones, un trabajo absolutamente extraordinario. Destacar a Jean Dujardin, que derrocha fuerza y energía, Bérenice Bejo que enamora y estremece con esa sincera y dulce mirada, John Goodman totalmente divertido con esa composición mezcla de bonachón y cascarrabias y como no, ese adorable perro que ofrece momentos memorables y te atrapa desde el primer minuto. Un reparto estremecedor, que se funde con ese dulce mural técnico y artístico, para ofrecernos desde ya un clásico del cine moderno, una obra sin artificios, un grito de amor al cine, que nos demuestra el valor del Séptimo Arte, y nos recuerda porque vale tanto. ¡VIVA EL CINE!

Lo mejor: Esa nostalgia que desprende y que nos hace amar el CINE.

Lo peor: Que se confunda con una parodia.

4 comentarios:

Elisaul dijo...

Muy buena reseña. Ami que me gusta el cine mudo espero mucho esta.

Xavicinoscar dijo...

Qué entusiasmo! Mañana cuando acabe los exámenes la veo y te digo.

Espero tus notas del cineranking! Revisa el correo!
Saludos!

Ismael Cruceta dijo...

Guauuuu!! un 10!!

JJ dijo...

Las expectativas hacia esta película eran altísimas, tanto por el boca a boca como por la ingente cantidad de nominaciones y galardones que ha obtenido. Antes de verla pensaba que eso podía ser un arma de doble filo, pues la preconcepción del film era tan buena que resultaría relativamente fácil que todo acabara en decepción. Pues bien, nada más empezar la película fue como entrar en un estado de hipnosis, un estado embriagador que se debe a muchas cosas, pero la más importante, la maestría con que la película nos consigue conmover y transmitir los sentimientos más variopintos sin decir una sola palabra; con ayuda - eso sí - de una banda sonora preciosa. Merece la pena mencionar como tú dices la pieza de Herrmann, que fue toda una sorpresa y un ejemplo más de homenaje al cine, como lo es toda la película en sí. La película demuestra cómo la sobriedad no tiene NADA que envidiar a presupuestos millonarios en efectos especiales ni tecnologías en 3D ni a re-re-makes basados en otras películas basadas a su vez en novelas. Esta obra nos demuestra cómo la sinceridad y la sencillez (que no simplicidad) del cine clásico no debe ser olvidada. Yo también opino que se merece un 10!! Un 10 rotundo.

Un saludo! ;)