jueves, 29 de marzo de 2012
Crítica: Medianeras
Medianeras: 8(****)
La era de Internet, era de la información, ha supuesto un cambio social importante, pasando de las cosas más elementales a las relaciones más personales. La red ha invadido nuestras vidas y se ha convertido en una aliada importante que nos acompaña desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. En este sentido las connotaciones negativas han supuesto un desarrollo importante de una opinión generalizada marcada por el miedo, aunque latente en el uso de este acompañante. A pesar de los logros, no se ha manifestado u aplaudido la forma en que la red ha inundado nuestras vidas de luz, acompañamiento. Como la mugre de las medianeras ha podido revivir y avanzar gracias a la perfecta soledad acompañada que nos regala Internet, o mediante un uso apropiado en el conocimiento humano, que deriva en historias de amor tan plenas y tan complejas en el tiempo y en el espacio como en el caso de este curioso cuento. Una historia que juega con los puntos cardinales, con los objetos claves, con la metáfora sutil, con la distancia, con la penumbra y finalmente con el amor. Todo ello unido y atado gracias a un guión que maneja una doble vertiente de significados opuestos, pero a la vez parecidos y contextualizados en una atmosfera planetaria y cibernética. Gustavo Taretto se atreve a dirigir con manejo y soltura este juego insólito de planos, miradas y encuentros, que funciona y avanza gracias a la meticulosa medición de los diálogos y silencios que enriquecen este relato tan onmipresente en la sociedad en la que vivimos. Su compleja luz, manejada con destreza, su sólida y atrevida ambientación y esa música latente y sincera, son las piezas sensitivas de este cuento con final feliz. El sonido de las palabras perdidas, y el montaje de imágenes perfectamente encajadas da forma y entereza a la personalidad universalizada. Y sin la convincente y arrebatadora mirada de Javier Drolas, y la fuerza interpretativa, en perfecto argentino, de Pilar López de Ayala, esta historia, con sus dos protagonistas no tendría la misma naturalidad y capacidad de convencimiento, porque ellos iluminan y elaboran personas de carne y hueso, con su asombrosa naturalidad, realmente asombrosa. Ellos fijan una historia de actualidad, necesaria, sincera, curiosa y sobre todo reivindicativa.
Lo mejor: Su enfoque tan personal.
Lo peor: Su lentitud a veces cansa.
martes, 27 de marzo de 2012
Crítica: Cinco metros cuadrados
Cinco metros cuadrados: 7(***)
La ruptura de la burbuja inmobiliaria, así como la latente corrupción urbanística siguen siendo algunos de los temas más presentes en nuestro día a día, tanto por su cobertura mediática, y su esfera política, como por el gran porcentaje de personas afectadas. Una bola que se rompió hace años, y que fue momento de reflexión inmediata sobre una actividad corrupta, ilegal, y encubierta que tanto tiempo ha estado presente en el tema de la construcción, llegando a vulnerar el valor y la dignidad de las personas. La historia de Álex y Virginia, es la historia representativa de muchas parejas, y muchas familias que se quedaron en la estacada por esta horrible práctica, tan poco controlada, y que aún perdura lamentablemente. La corrupción de los poderosos sigue abriendo las heridas de los cada vez más humildes. Una historia convincente y sólida con un peculiar giro final, que puede presentarse como una alternativa bastante firme. La película aunque bastante contundente, en su forma y contenido, le falta garra, le falta profundidad, entereza y más mala leche por parte de los personajes que a veces parecen pasivamente utilizados como elementos necesarios para una serie de detonantes, pero sin apenas matices secundarios. Max Lemcke lleva a cabo un notable trabajo de dirección, que se complementa con el sólido guión, que falla sobre todo en la fuerza del relato. Técnicamente está poco pulida, especialmente por la extraña fotografía, que consigue momentos bastante corregibles en cuanto a nivel estético. Dejando de lado el factor técnico, la credibilidad emocional de los actores es absoluta, sin grandes logros, pero muchos aciertos, su trabajo conjunto es bastante bueno, además de concienciador. Malena Alterio, Gutiérrez Caba, Morón, Bosch...todos hacen un buen trabajo, pero sin duda la carga y el mérito está en ese irreconocible Fernando Tejero que consigue su mejor trabajo hasta la fecha con este sufridor ciudadano corriente, que podría ser imagen de cualquier ciudadano de España. Toda una sorpresa interpretativa, sobre todo para un actor que se mueve tanto en el terreno cómico y que tan poco pisa la zona dramática. Gracias a él, y a sus compañeros, se le da soltura y agilidad a este retrato casi fidedigno de una situación tan actual.
Lo mejor: Fernando Tejero y su actualidad.
Lo peor: Le falta garra y fuerza.
Crítica: Tan fuerte, tan cerca
Tan fuerte, tan cerca: 7,5(****)
La gran masacre del 11-S parece lejana, pero áun perdura en las heridas abiertas en aquellas personas que vivieron aquel horrible atentado terrorista. El mundo cambió a partir de ese día, concienciándonos de lo cercanos que estamos de el terrorismo, y haciendonos ver la lejanía del Tercer Mundo. Este suceso fue sinónimo de un terrible desencadenante de acontecimientos y decisiones erróneas que latigaron, más si se se puede, el curso de la historia. Valorando y cuantificando las pérdidas del "peor día", las cifras son incalculables a muchos niveles. La ciudad de Nueva York todavía llora con amargura sus víctimas. A partir de ellas, y para ellas nace este proyecto cinematográfico, de sociabilización, de recuerdo, de memoria. Una película que nació de la novela homenaje de Jonathan Safran Foe, y que Eric Roth tomó para llevarla a la explosiva fuerza visual del séptimo arte. Un film que ha costado, tanto por su compleja construcción, como por su forma de enfoque, que era decisiva a la hora de tomar conciencia y no molestar a ningún implicado. El cine suele ser un arma poderosa, que ayuda o que provoca rechazo. Por ello su importancia y relevancia para llevar a cabo este compendio. Las expectativas creadas, han sido cubiertas. Se intuía desde lejos el toque sensiblero del film, así como la forzada provocación de la lágrima fácil con la que a veces se defiende. Su defectos, como producto blando, frágil y poco contundente están presentes. El guión es un mar de dudas y puntos discutibles. Pero también apostábamos por la sólida dirección de Daldry, y la fuerza visual de su mensaje y en ese sentido la jugada ha salido como se esperaba. Montaje, banda sonora y fotografía arranca y circulan con pulso para provocar un efecto inmediato, directo y potente. Gracias a su perfecto acabado técnico, la película nos sumerge de forma impredecible en su ágil, pero compleja metáfora, acerca de los valores del ser humano. Y si estos valores son eficientes y creíbles, dentro de la noña definición, es gracias a un reparto creíble, destacando a la enternecedora Sandra Bullock, el estupendo Max Von Sydow, y sobre todo ese niño, que tanto representa, que tanto simboliza, que tantas y tantas emociones recoge en esos ojos cristalinos que parecen gritarle al mundo su pena, su desespero, y su recuerdo imborrable. Thomas Horn se defiende de forma extraordinaria, ofreciéndonos una auténtica lección de magistralidad y sensibilidad. Una interpretación memorable, y más para un niño. Con su rostro, sus gestos, y su tierna inocencia, este irregular "in memorian" cobra sentido y fuerza.
Lo mejor: THOMAS HORN y la maestría de Desplat en la banda sonora.
Lo peor: Su sensiblería, su lágrima forzada.
lunes, 19 de marzo de 2012
Crítica: De tu ventana a la mía
De tu ventana a la mía: 9(*****)
Una mirada, una mariposa que recorre la fina piel erizada, un viento que sopla por desesperanza, una lágrima que soporta la soledad, una foto que evoca el pasado, y una sinfonía que detiene tu vida, son los pequeños pero estremecedores detalles que dan a forma a la poesía del amor, al dolor de la ausencia, a la insoportable levedad del ser. De una ventana a otra esta historia toma forma gracias a los suspiros de tres mujeres que desde épocas diferentes abogan por la liberación, por conseguir un pleno amor, que les desate de unas cadenas que ahogan sus vidas. Todos los detalles, todas las esencias del entorno, y esa fuerza impenetrable presentan una dualidad entre el hombre y la naturaleza, el instinto y la razón. Una muestra de la frustración de descubrir la pasíón, y vivir ocultándola, o desmenuzándola en su propio olvido, hasta caer en una soberana muerte del alma y los sentidos. Tres historias que nos ayudan a situarnos, pensar y saborear lo que tenemos y descubrir las fronteras de lo imposible para caminar hacia abismos perpetuados en el rechazo. Paula Ortiz con un lenguaje muy visual, cargado de detalle, mimo, simbología, y pasión construye esta historia a tres bandas, muestra de un camino incansable de eternas frustraciones pero con una pequeña esperanza. Ortiz demuestra su capacidad para emocionar y transmitir a través de la poderosas y bellas imágenes que con desgarradora fuerza, consiguen que el espectador expulse sus emociones más latentes. Una bella sinfonía que enmudece por su potencial técnico, donde destaca la cuidada y mimada ambientación, la eficacia sonora, el excelente montaje que conduce y enlaza las historias con maestría, serenidad y agilidad, dando una fuerza arrojadora al film. La banda sonora tanto adaptada como original, adorna de forma elegante esas imágenes iluminadas, sombreadas y configuradas bajo esa extraordinaria fotografía, tres colores, tres épocas, tres historias, tres emociones, bajo una luz cargada de misterio, sensibilidad y belleza, todo un riesgo, brillantemente afrontado que da solvencia y entereza a la maravillosa trama. Dentro de este complejo visualmente impresionante, están esas tres actrices, que apoyadas por secundarios sólidos como Carlos Álvarez-Novoa, hacen de sus historias, historias reales, por la credibilidad de sus acciones y sentimientos. Luisa Gavasa conteniendo soberbiamente la angustia, Maribel Verdú derramando sus lágrimas y su sangre, y Leticia Dolera estremeciendo con su mirada aguada, consiguen un poderoso juego de verdad y atracción que provoca una plena identificación del espectador con alguna de la historias, y con la trivalidad de este juego tan pleno y bello. Puede que la película sea comparada con "La horas" o con la magia del cine de Malick, y en este proceso saldría perdiendo porque la historias no son tan plenas y tan redondas como serían las de estos dos realizadores, pero sin duda esta obra es uno de los debuts más estimulantes de los últimos años, además de un grito de recuerdo a aquellas mujeres que de una ventana a otra vieron su vida pasar, encerradas entre muros, y sin poder vivir un amor de verdad, como en las películas.
Lo mejor: La belleza de sus imágenes.
Lo peor: Las comparaciones con Malick y "Las horas" de Daldry.
Crítica: Contraband
Contraband: 0,5(-)
Pensaba que había visto y oído todo lo nefasto que existía en cuanto a calidad cinematográfica se refiere. Cierto es que no se esperaba demasiado de esta película. Un film que ya en su campaña publicitaria ofrecía la tópica historia de acción con el héroe de turno, y su bella esposa, pero que a la vez nos mostraba un producto ágil y poderoso técnicamente. Estas buenas ilusiones se han quedado en lo que son, pues pocas veces una historia ha funcionado tan mal y de manera tan forzada. Los diálogos absurdos y aburridos, acompañan al horrible trabajo de dirección que se pierde entre tanto derroche técnico. Pues contando con grandes presupuestos, el film cojea por todos los costados, la fotografía engaña, y no sabe jugar con el espectador, resultando a veces de una incredulidad apabullante. El montaje mal construido, la espantosa banda sonora, así como la absurda ambientación refuerzan el sin fin de calificativos negativos que merece este producto infumable. Pero si hay algo por lo que el film merece el absoluto desprecio, a parte de por el aburrido y estúpido guión, es por ese reparto que hace el ridículo más espantoso intentando dar forma a personajes que carecen de fuerza y valores, y se convierten en absolutos estereotipos completamente trillados y manidos. A parte de esto, la capacidad interpretativa de todos ellos brilla por su ausencia, Mark Walhberg refuerza su categoría de actor soso, y Kate Beckinsale se crae de bruces con la interpretación más horrible de toda la función, el resto del reparto no merece ni mención por su escasa capacidad de trabajo grupal y sus deficientes aportaciones. En definitiva, una de las basuras del año, que viene bien envuelta, para encubrir las decadencias que más tarde descubriremos de esta absoluta gilipollez.
Lo mejor: Que parecía un film, por lo menos entretenido.
Lo peor: El guión y el reparto.
martes, 13 de marzo de 2012
Crítica: ¿Y ahora adónde vamos?
¿Y ahora adónde vamos?: 10(*****+)
El conflicto entre musulmanes y cristianos aunque parezca tan remoto y tan lejano a nuestra mirada, es una guerra que encubierta en otras sábanas sigue azotando a Oriente Medio. La historia permanece anclada en la sangre derramada de los inocentes que sufrieron el martirio y la cruenta destrucción a la que vive subordinada la discriminación de cualquier índole, en este caso de carácter religioso. Abuelos, padres e hijos vivieron el genocidio de un enfrentamiento sin precedentes entre hermanos. Pero ¿Y dónde estaban las mujeres?, aquellas que consolaban su llanto contra los desiertos de arena, los cuales secaban con desgarro y crueldad sus heridas y enfríaban la tierra que pisaban, pero no el corazón herido que seguía palpitando por sus hijos. Bajo este legado, Nadine Labaki navega con maestría hasta el dolor de unas madres que vieron caer a su hijos en un pequeño pueblo del Líbano, por estas absurdas guerras. En esta maravillosa y enérgica metáfora Labaki escribe una historia que provoca una reflexión compleja sobre los valores de la humanidad, una metáfora construida bajo los pies de la barbarie y que busca la caridad, el amor, la paz, valores necesarios, cada vez más ausentes, y perdidos por el fuego de las armas. La historia de unas mujeres que cambian su vida, su propia identidad, arriesgan lo que tienen, solo por mantener la paz entre los hombres, resulta estremecedora, además de un grito universal. Una apología que adopta una textura incomparable gracias a ese generoso grupo de actrices que inunda la pantalla de alegría, ternura, y llanto, sus voces, sus caricias, sus gritos son las piezas que contruyen algo realmente grandioso en el mundo, que puede cambiar la vida de la humanidad, el amor de una madre. Bajo este honesto sentido consiguen brillar en la oscuridad de la tiniebla, dirigidas por el pulso y la elegancia de Nadine Labaki, que de este modo redondea su trabajo en su segunda obra como directora. El equipo técnico pule esa esencia que el film agarra con entereza e introduce en el propio corazón del espectador con desgarradora potencia. La fotografía dibuja con brillantez el calor de la vida frente a la amargura de la muerte, la música acelera el compás que anuncia la paz sobre la guerra, destacar la original canción "Hashishit Albe" que enaltece la esencia de la alegría, el montaje construye y une con ingeniosa soltura esas tomas que resultan cruciales y necesarias para emocionarnos con esta aventura. Todos estos elementos sirven de instrumento para enamorarnos con un relato único, divertido, muchas veces triste, otras musical, pero sobre todo una historia que nos ilustra como el amor es el arma incontestable para acabar con todas esas guerras que nos separan y que cada vez desgraciadamente nos hacen más diferentes. Combatir por esa unión, esa paz, constituye un regalo que nos ofrece esta película, que nos deleita con maestría y dulzura sobre cual es la forma segura de caminar. La película abre con una magistral escena, que refleja máxima unión, pero abruma más con ese final que supone un paso más en el proceso conflictivo cultural, retratando una situación única que nos incita a pensar y valorar el presente, para acercarnos al incierto futuro.
Lo mejor: El magnífico reparto y la desgarradora fuerza de su mensaje.
Lo peor: Su riesgo puede ser sinónimo para algunos de absurdo.
lunes, 12 de marzo de 2012
Crítica: La invención de Hugo
La invención de Hugo: 9(*****)
Parece que este año el cine ha vuelto sus ojos atrás para recordar a aquellos maestros que le vieron nacer, aquellos genios que consiguieron que este invento pasara de ser un hecho curioso a uno de los grandes logros de la cultura de todos los tiempos. Porque el cine ha demostrado que con su magia puede iluminar, y cambiar la vida de la humanidad. Puede iniciar caminos inusuales que rompen barreras y marcan el ritmo de la existencia. Así lo demuestra esta bella película, bonito homenaje del maestro Scorsese a otro gran maestro, George Méliès, un cineasta que a pesar de las circunstancias, especialmente limitativas, construyó un universo propio gracias a sus fascinantes películas, destacando la maravillosa "Viaje a la luna", una metáfora curiosa y compleja sobre los grandes logros de la humanidad, combinados con un toque de magia, magia que hizo posible el nacimiento del cine, de ahí la epopeya y el recuerdo preciosista a este gran realizador. Scorsese se adentra en una estación parisina y se basa en el dulce libro de Brian Selznick para contarnos la historia de Hugo, un muchacho que gracias a su amor, y su capacidad de superación, consigue hacer resurgir la magia del pasado, rescatando del olvido al gran Méliès. Martin dirige con pulso esta bonita sinfonía, un bellísimo grito de adoración a la ciudad de París por habernos regalado el Séptimo Arte. Un film muy dulce y muy refinado, que lejos se queda de caer en la noñería, cursilería y sobre todo en la tan tendenciosa lágrima fácil. Aunque es verdad, que no es el mejor film de Scorsese, y la nostalgia levantada este año en el mundo del cine, le quita posibilidades de mostrar su magnificencia, y su calidad, por la variedad ofrecida. La escritura y la dirección de esta tierna historia son dos ingredientes fuertes que permiten que los desenvueltos niños, Asa Butterfield y Chloe Moretz nos empujen hacia el abismo de esta gran aventura, fuertemente solidificada por la portentosa intervención del magnífico Ben Kingsley y su esposa en la ficción Helen McCrory. Ellos encabezan un reparto equilibrado, que sin llegar a destacar, consigue un trabajo cargado de naturalidad y ternura. Un esfuerzo que se complementa maravillosamente con uno de los puntos fuertes del film, su factura técnica, un trabajo cargado de maestría y solvencia. La ambientación es exquisita, esa magnífica reconstrucción de la estación, totalmente mimada, se une al perfecto vestuario y la buena caracterización. El sonido con sus relativos efectos permite marcar los ritmos de la historia, que coge ritmo y fuerza por el complejo montaje, y los poderosos efectos visuales. Y como toque final, destaca la notable fotografía de Robert Richardson y la bellísima partitura de Howard Shore que provoca más de una lágrima, por su recuerdo, su pasional amor, y su capacidad de transmitir tanta añoranza y ternura. Destacar el magnífico cierre bajo los sones de "Coeur Volant", realmente conmovedor. Scorsese una vez más, emociona y atrapa con su labor, con esta sencilla, pero a la vez fulminante historia de amor al cine.
Lo mejor: La dirección artística, la banda sonora y su nostalgia.
Lo peor: El rechazo que pueda provocar por su tierna mirada.
miércoles, 7 de marzo de 2012
Críticas from France and Hollywood
La boda de mi mejor amiga: 7(***)
Divertida comedia coral nos llega desde Hollywood, una película que por su apariencia estética parecía la mayor de las simplezas, hasta llegando aparentar basura cinematográfica. Pero su recorrido comercial, y sobre todo de premios y nominaciones, ofreció una vía para ir más allá del envoltorio, y efectivamente nos encontrábamos ante una comedia divertida y entretenida. Con una historia muy tópica, pero repleta de diálogos chispeantes, la película avanza con soltura, fuerza y energía. El acabado técnico es bastante bueno, especialmente el trabajado montaje. Pero sin duda el film funciona por el espontáneo reparto femenino que maneja con soltura ese curioso guión de delirantes momentos. Mención especial merece la divertidísima Kristen Wiig, y una fuerza mayor, Melissa McCarthy que invade la pantalla con su potencia arrolladora, dejando momentos memorables. Ellas dos, prestan sus habilidades cómicas para una demostración de como de algo tópico y simple se puede hacer una estupenda diversión.
Lo mejor: El reparto femenino, con mención especial para las geniales Kristen Wiig y Melissa McCarthy.
Lo peor: Sigue siendo una historia muy tópica.
El amor de Tony: 7,5(****)
Conseguir un debut que condense esfuerzo, talento y una amalgama compleja de emociones no es fácil. Pero el novel Alix Delaporte bajo una historia de tonalidad sencilla, que puede pasar desapercibida para un gran sector del público, lo ha conseguido. La película mediante los diálogos y los silencios pensados y medidos ofrece al espectador la posibilidad de sumergirse en la personalidad interna de cada personaje, en su vida, en su forma de ser, para de este modo comprender las complejidades que nos abarcan. Frente a una historia que podría haber dado mucha más de si, el guión avanza con decisión, por la convincente dirección, los calculados sonidos que se convierten en un personaje más, y ese extraordinario reparto totalmente creíble. Por momentos la película nos sumerge de tal manera en su trama que olvidamos que estamos ante una ficción. Dos actores, Clotilde Hesme y Grégory Gadebois, hacen testigo al espectador de su relación, su amor, gracias a su notable química, y su excelente trabajo individual, secundados por una magnífica Evelyne Didi. Un trabajo realmente notable para un principiante, que pocas ideas nuevas nos aporta, pero que por un momento nos hace sentir más humanas, más cercanas las emociones de los demás.
Lo mejor: La credibilidad emocional de Clotilde Hesme y Grégory Gadebois.
Lo peor: La condición de historia ya contada.
martes, 6 de marzo de 2012
Crítica: Mi semana con Marilyn
Mi semana con Marilyn: 6(***)
Un icono como Marilyn Monroe merecía un film de este tipo. Una historia curiosa, que refleja un momento de su vida en el que se manifiesta la contradicción entre el trabajo, el esfuerzo, el talento y la magia de las estrellas. Pues con ello nació Marilyn, una muchacha con bastantes problemas psicológicos, que impedían su desarrollo tanto como actriz como persona, pero con una estrella, un encanto que le convirtió en ídolo de masas. Su loca masificación como icono del cine y de la moda sigue ocupando cada uno de los rincones de nuestra vida social. El viaje a Inglaterra para grabar "El príncipe y la corista" supuso un cambio importante tanto para la propia Marilyn, que vio que su reinado en Hollywood no era tan sólido en Inglaterra, como para el resto del mundo, que dejó de ver su encanto, su idealización, para ver una mujer humana, y muy débil en todos los sentidos, pero sin duda mágica. No fue ni una gran actriz, ni una gran persona, fue una luz cegadora, que a día de hoy nadie sabe como pudo enamorar tanto, y como sigue haciéndolo. Simon Curtis, debutante, arriesga con un proyecto de tal envergadura, que no solo atraviesa las debilidades de este ídolo de masas, sino que se sumerge en una noña y pasajera historia de amor, que perjudica por todos lados el correcto desarrollo argumental. No por la circunstancial historia, fuente directa del libro, sino por la forma que se le da en la gran pantalla. La película es precisa, concisa, pero muy simple, cayendo por momentos en la cursilería, en la palabra fácil, debido sobre todo a la condensación convencional de una equitativa parte del metraje que inunda de agua el resto, dejando apenas sin respiración a las partes que arquetipan el esqueleto de este proyecto. El guión con algún que otro momento lúcido, como la desnudez de Marilyn en la bañera, carece de fuerza y entereza necesaria para conducir con soltura y decisión el film. Tampoco la dirección es demasiado buena, ni la factura técnica sobresale. A destacar el acertado vestuario, y en general la ambientación. Quizás esperábamos más en todos los sentidos de esta película, le falta pulso, ritmo, y grandes logros técnicos, algo que esperábamos sobradamente, por la buena carta de presentación, y el jugoso proyecto. Aunque hay algo que no defrauda, y son ciertos actores que cargados de talento, dejan sin aliento e impiden el naufragio. Tanto Judi Dench como Kenneth Branagh, eclipsan con sus veteranas imágenes que reflejan una madurez cargada de talento, pero a la vez de una energía sorprendente y que dejan en la sombra al insípido protagonista Eddie Redmayne, el cual presta su bello rostro y su brazo para la gran apuesta del film, Michelle Williams. Ella es Marilyn enteramente, reconstruye sus gestos, sus miradas, su forma de ser, con absoluta credibilidad. Además crea pasiones y odios como la mismísima señora Monroe, una interpretación memorable. Solo por contemplar un trabajo tan excelente, merece la pena ver un film vacío de forma y contenido, y que prometía demasiado para lo que ofrece.
Lo mejor: Michelle Williams.
Lo peor: Le falta pulso, fuerza y ritmo.
lunes, 5 de marzo de 2012
Crítica: Shame
Shame: 9,5(*****)
Resulta complejo y controvertido tratar un tema tan tabú, como es la ninfomanía, una enfermedad mental, tan grave como otras muchas, pero que en la escala social pierde su sentido y su fuerza, por la pudorosa visión generalizada. Bajo a un cartel sugerente, que podía incitar al misterio, pero también al morbo, el nuevo film del arriesgado Steve McQueen se presentaba. Mucha gente sin duda acudió, acude y acudirá al cine por el morbo, por ver la desnudez del protagonista, su hazaña sexual, pero lo importante es su escaparate social que puede convertirse en una potente inyección de concienciación sobre un tema tan pudorosamente olvidado, y que tanta presencia cobra en nuestro día a día. Bajo un guión complejo, con una estructura medida, y calculada el film sabe tratar todos los matices del desarrollo de su protagonista, tanto a nivel social, como psicológico. Sabe captar la esencia secundaria de las demandas externas al enfermo. Juega con pulso, ritmo y potencia. Sin duda dibuja una historia fulminante, que te deja sin aliento. Este poderoso guión complementa con acierto una serie de elementos que permiten mostrar una obra de estas características. La dirección de Steve McQueen que agarra a todo su equipo y lo capitanea con soltura, y decisión es uno de ellos. Pero también ese pulido desarrollo técnico, especialmente el fugaz montaje, capaz de jugar con el espectador, haciéndole participe de cada emoción, cada desgarro, cada intención. El potente diseño sonoro, la sobrecogedora fotografía, la poderosa banda sonora, y la conseguida ambientación redondean esta periferia técnica. Pero sin duda la gran aventura del film, es la actoral, especialmente gracias a dos actores, por un lado Carey Mulligan que se deja la piel y el alma para dar forma a un personaje controvertido y difícl de valorar. Pero por encima de todo, está Michael Fassbender, él es "Shame" y para él está hecha la película. Una interpretación poderosa, única. Su arrojo carnal, junto a su abertura emocional, merece todos los calificativos que configuran la perfección, porque él la consigue sobradamente con este difícil personaje. Una de las grandes joyas del año, un film necesario, que quedará muy dentro de los que lo sientan.
Lo mejor: MICHAEL FASSBENDER.
Lo peor: El morbo y la gente que lo busca.
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