lunes, 5 de noviembre de 2012
Crítica: Miel de naranjas
SINOPSIS: La historia de “Miel de naranjas” nos traslada a los años 50 en Andalucía. Por aquel entonces, Enrique y Carmen son una joven pareja de novios. Carmen consigue, gracias a su tío Eladio, que su novio se quede a prestar el servicio militar en un juzgado de la ciudad. Enrique, a la vista de las injusticias que presencia cada día, se da cuenta de que para cambiar el rumbo de las cosas tiene que actuar. Pronto se verá involucrado en arriesgadas acciones que pondrán en peligro su vida y la de sus compañeros.
COMENTARIO CRÍTICO:
"Otra película sobre nuestra posguerra vuelve a ser la causa de las repetidas críticas al cine español por reiterarse en unos acontecimientos que la mayor parte del público considera ya excesivamente tratados, incluso manidos. Una historia que parecía merecer cualquier tipo de ataque por el toque propagandístico y excesivamente maniqueo que prometía ofrecer, pero que sin duda, sorprende, por trasladar sus defectos a otro campo. En este film no importa la visión tan excesivamente tendenciosa, que en cierta manera se define, lo que importa es que es excesivamente académico, correcto, lineal. La trama avanza de forma acertada, con escasos errores de carácter técnico y de dirección, pero llevada por un guion donde la emoción nunca aparece, donde la fuerza dramática nunca toma la acción, da igual ver reír o llorar, todo nos parece bien desarrollado, pero en ningún momento la historia te llega a agarrar la garganta. Técnicamente poco se le puede achacar, pues la ambientación, la música, el sonido y el montaje funcionan satisfactoriamente. Mención aparte merece la bella fotografía, que regala composiciones absolutamente extraordinarias. Con respecto a sus facultades interpretativas, el film se ve sustentado por el notable elenco de secundarios donde destacan Ángela Molina, Nora Navas, Eduard Fernández o José Manuel Poga, que suponen un contrapunto al irregular trío protagonista. En él una excesivamente correcta Blanca Suárez, se pasea con un insípido Iban Garate y un sobreactuado Karra Elejalde, en parte por culpa de su forzado personaje. Ellos dan forma a este correcto relato, bastante estereotipado y maniqueo, y donde la emoción, la denuncia, la fuerza nunca aparecen."
NOTA: 5,5(***)
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