viernes, 6 de diciembre de 2019

Crítica: El traidor

"A sus 80 años, nadie discute la valía cinematográfica de uno de los directores claves de la historia del cine italiano. Alimentado de la esencia del neorrealismo, Bellocchio ha conformado una obra tan personal como prolífica desde los años 60. Probablemente su mayor apuesta en años, en lo que a términos de producción se refiere, indaga de un modo preciso en la caída de la Cosa Nostra gracias al papel clave de Tommaso Buscetta, el que fuera una de sus figuras más importantes, en colaboración con el asesinado juez Giovanni Falcone. La película recorre de forma minuciosa las convulsas relaciones dentro de la mafia a principios de los 80, el cambio de decisión de Buscetta, y todo el proceso judicial de los más importantes referentes del grupo criminal siciliano, hasta prácticamente nuestra realidad más presente. A lo largo de dos horas y media de metraje, Bellocchio nos presenta a todas las figuras de este proceso, con sus valores temporales y todas sus cargas criminales, y lo hace con una precisión milimétrica, asegurándonos un rigor histórico pocas veces visto en el cine. No obstante, a veces este excesivo esquematismo hace que la película se antoje saturada en informaciones contextuales, y por momentos despojada de la esencia de un grupo determinado a un lugar y un momento concretos de la historia de Italia. Queda el deseo de encontrar un ejercicio de deconstrucción más inmersivo, más interno, más matizado de la Cosa Nostra, y no tanto esta propuesta casi cercana al documental expositivo. Con ello, hay que admirar la notabilidad del conjunto, desde la firmeza y madurez de Bellocchio tras la cámara, pasando por unas brillantes aportaciones técnicas de construcción del conjunto (mención especial al ejercicio de ambientación y la música del oscarizado Nicola Piovani), y terminando con los valores firmes de un reparto entregado, que encuentra en la mirada y el gesto rotundo de Pierfrancesco Favino, uno de los ejercicios interpretativos más complejos y perfectos de este 2019. Al final, lo que queda es la absoluta entereza para abordar la historia por parte del gran Marco Bellocchio, en un claro compromiso con la historia de su país."
Lo mejor: La rotundidad interpretativa de Pierfrancesco Favino.

Lo peor: Su excesivo esquematismo a veces nos impide adentrarnos en las entrañas de un hito tan complejo como importante para la historia de Italia.

NOTA: 7(****)

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