lunes, 2 de noviembre de 2020

Crítica: Sole

"La juventud golpea con fuerza las líneas discursivas del nuevo cine europeo, y así deja tras de sí un amplio arsenal de reclamos. Reclamos por una injusticia histórica que quiere ser enmendada de una vez por todas. Carlo Sironi en su debut en el largometraje toma el pulso a esa juventud perdida, para construir este retrato de desesperanza, la de una joven polaca sin horizontes en relación con un chico italiano sumido al fracaso por falta de referentes. Ellos hacen frente a un proceso tan injusto como fruto de la supervivencia: el de vender a la hija de esta, Sole, al mejor postor. No obstante, casi como su nombre indica, este sol ilumina y cambia las directrices de unas vidas condenadas al miedo y la pena. Bajo estas líneas emerge este retrato, marcado por el tiempo pausado y por un azul melancolía que, como un mar que sumerge, atrapa toda la historia y a sus personajes. Ellos, protagonistas del mayor fracaso de sus vidas, esconden en su miradas la calma y el dolor por el injusto presente que les aguarda, y solo ellos podrán levantarse el uno al otro, porque al final esta historia habla de solidaridad y de amar y ser amado. La película prodigiosa en el detalle encierra con sutileza cada una de las claves discursivas de un ejercicio tan contenido como doloroso. Es una pena, entendiendo la firmeza del relato y el notable trabajo de su reparto, que la película adolezca de falta de garra narrativa, y que a veces este ejercicio en pausa genere un excesivo distanciamiento de lo que se nos está contando. Quizás, un mayor encuentro entre esos personajes, que casi como fantasmas ocupan el espacio, hubiese bastado para dar intensidad a este retrato de supervivencia, firmemente fotografiado y esculpido con la sensibilidad de quien no quiere dejar de ver una realidad que necesita ser contada, y hasta gritada."


Lo mejor: Su firmeza visual. 


Lo peor: Su falta de desarrollo dramático que condena la historia a un excesivo hieratismo. 




NOTA: 6,5(***)

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