"Desde que "Celda 211" cambiara de forma definitiva la filmografía de Daniel Monzón, el realizador mallorquín ha pasado a formar parte de ese selecto grupo de directores que con cada rodaje y cada estreno provocan un aluvión de expectativas bastante altas. Son puntos rojos en un calendario que poco a poco se va abriendo a nuevas voces cada vez más diferentes y singulares. En este caso nos encontramos con un director que camina en esa fina cuerda capaz de reunir comercialidad y calidad. Su último cine reune una serie de ingredientes que aunque le restan personalidad a su labor, consiguen dotar de calidad y a la vez de facilidad en la asimilación a las películas. En este punto se encuentra su última apuesta cinematográfica, un film que ya está siendo muy respaldado por crítica y público. Respaldo que en cierta manera ciega una posición crítica ante lo que vemos, pues esta nueva criatura se encuentra muy lejos en calidad a su predecesora. Es una obra madura, resistente, cubierta de una entereza que pocas veces se observa, aunque también es cierto que el desarrollo de los diálogos, la construcción de la historia y la perfilación de los personajes merecía un trato más detallado, más minucioso, no esta resolución tan simple. A veces da la sensación de estar presenciando un espectáculo demasiado light para lo que se debería ver. La línea temática de la cinta pedía más sangre, más garra. Riesgo que se desvanece por todas las salidas posibles. En contraste, nos encontramos con una película excelentemente rodada, admirables secuencias de acción y remarcable juego visual, así como magistralmente arropada por un acabado técnico notable. Desde el montaje hasta la ambientación, todos los elementos técnicos del film dejan buena huella de la excelente labor realizada. En cuanto a trabajo actoral, en general el reparto responde con aplomo. Si la labor de los secundarios es acertada, quien realmente aporta gancho y fuerza a la película son dos jóvenes actores llenos de talento y desparpajo. Por un lado, la frescura de un excelente Jesús Carroza, y por otro lado, la admirable presencia interpretativa de un muy notable Jesús Castro. Ellos capitanean con acierto un trabajo actoral destacado en una película notable, pero a la que le faltan bastantes dosis de adrenalina emocional."
Lo mejor: El vigoroso ejercicio de dirección y el acierto interpretativo de Jesús Carroza y Jesús Castro.
Lo peor: Es una propuesta demasiado light para el tema que aborda.
NOTA: 7(****)
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