"Tras la imponente presencia de quizás una de las mejores películas iraníes de todos los tiempos, Asghar Farhadi, realizador clave en la construcción de cinematografías alternativas a los grandes bloques de de Occidente, vuelve con una historia mucho más afrancesada, europeizada, sin perder esa esencia oriental que empapa cada una de sus obras. Una película sobre las relaciones personales, sobre la mentira en el mundo, sobre las necesidades morales y sobre el dilema entre pasado y presente. Una historia que con particularidades se antoja muy empática con el panorama sociológico que mucha gente a lo largo del globo puede vivir. La construcción de las personalidades impide caer en la moralidad de uno u otro actor de este proceso caótico que es la vida humana. La lejanía empática de los personajes equilibrada con la facilidad de inmersión en las situaciones planteadas permite al espectador construir un mensaje crítico, sin caer en dicotomías o escisiones demasiado maniqueas a favor u en contra de uno u otro personaje. Perfil constructivo desarrollado por el director iraní a lo largo de su obra, pero esta vez con cierta escasez de naturalidad que provoca una postura tan pensada, tan milimetrada que roza lo artificial. Si las relaciones, así como los arcos dramáticos presentados comienzan una andadura admirable, su avance poco a poco los reduce al adjetivo de lo telenovelero. La trama se presenta tan enrevesada e impostada que uno llega a identificar esta pieza más como un mero "culebrón" que con un ejercicio admirable sobre las relaciones humanas y su forma de desarrollarse en el marco de la existencia humana. Otro punto en contra es un metraje excesivo para lo que se cuenta en la historia, que acrecenta ese sentimiento de excesividad, de artificiosidad del que cojea la película conforme se desarrollan los acontecimientos y vamos conociendo el epicentro de la historia. En contraste, Farhadi sigue demostrando su talento visual con una elegancia que muy poco realizadores hoy en día llegan a lograr, así como su excelente capacidad para diseñar diálogos admirables y un perfecto juego con los actores a los que hace brillar. Y quizás en este última frase se engloba el elemento que mejor funciona en la película, que es el trabajo actoral. Tanto el actor más principal como el más secundario desarrolla de forma notable su trabajo, destacando el vibrante descubrimiento de Pauline Burlet, así como el excelente trío dialéctico e interpretativo formado por Bérénice Bejo, Tahar Rahim y Ali Mosaffa. Destacando de estos tres últimos a una Bérénice que desde que marcara su presencia en el panorama cinematográfico mundial gracias a "The Artist" ha demostrado ser una actriz valiente y generosa, que en esta obra explota toda su entereza dramática para dar credibilidad a un personaje realmente complejo. Nada más que por ver "el tour de force" de estos actores merece la pena admirar una obra que sin duda exigía mucho más a otros niveles."
Lo mejor: El excelente reparto, liderado por una magnífica Bérénice Bejo.
Lo peor: El enrevesamiento de su trama y su excesiva duración.
NOTA: 7(****)
No hay comentarios:
Publicar un comentario