"Resulta sorprendente que cierto tipo de películas (por sus formas y contenidos) alcancen la esfera de valoración hollywoodiense, es decir, los Oscar, y con ello, todo el ajuar preparativo que suponen. David Mackenzie, asentado en una línea de producción más independiente dentro del cine británico, asalta las vías del recinto norteamericano, para fraguar un film puro en su contexto. La película se vertebra ante las denominaciones propias de un entorno concreto, pero lo valioso de la misma reside en que los ejercicios de denominación alcanzan posturas claramente universales. Esta road-movie que contrapone cuatro personalidades a juegos dobles perfila un ejercicio de estilo, que más allá de la composición de una historia atractiva, nos permite revisar ciertas posturas moralistas, que tienden a incluir en su perfil una férrea denuncia sociocultural (con claros matices políticos). El compendio, con ciertos huecos provocados por una mala soldadura, y caricaturizado en parte, viaja con efectividad hasta su tramo final, asentando de forma sólida los principios que defiende. Exquisita es la manera en la que el film propone sus premisas audiovisuales, tan rigurosas, tan precisas, así como las de un guion, que con imperfecciones, defiende a sus personajes con sabios argumentos. De igual modo, hay que alabar la enmienda técnica (notables fotografía y montaje), y un reparto en estado de gracia que otorga fuerza a una película remarcable. En este sentido, hay que agudizar la espléndida composición de un Jeff Bridges pletórico, que entre la comedia y el drama, define un personaje de interesantes repercusiones. Núcleo de soldadura de una película de múltiples vértices, que sin ser extraordinaria, compone con eficacia todos los retos que se propone."
Lo mejor: Un Jeff Bridges pletórico.
Lo peor: Ciertos recintos abandonados en pro de subrayados innecesarios.
NOTA: 7(****)
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