"Hay que admirar la valentía de realizadores que exploran las posibilidades expresivas del Séptimo Arte y conforman un abanico interesante de nuevos caminos que vienen a redefinir la premisa definitoria de este arte. En Locarno, se atisban una serie de miradas, que cada año, desde el rincón del silencio, intentan desviarse por la senda de verdades más imprecisas. Mauro Herce, como uno de estos representantes, salta al vacío sin red y construye un hipnótico ejercicio que se convierte en una síntesis de nuestro tiempo. La película desde su exploración audiovisual planea sobre diversos motivos que al final conforman un complejo mensaje sobre la deriva de nuestro tiempo y todo su ajuar de consecuciones. No obstante, esta obra se quiebra entre sus dos claros cometidos: el de envolver, el de atraparte en esa atmósfera casi diabólica (gracias en parte a un uso magistral de la fotografía y el sonido), y dejarte noqueado en su mar de impresiones, y por otro, el de convertir este pequeño relato en la síntesis de nuestro tiempo. Pues si bien en su objetivo primero la magistralidad invade cada fotograma, en su afán más crítico sociocultural se queda corta, ya que el abuso de la supuesta trascendencia, de querer convertir cada plano en la intensidad de nuestro mundo de una manera forzada, agota provocando alejamiento y en cierta manera incomodidad ante el egocentrismo y la pretenciosidad que planea por toda la película, a pesar de sus muy claras virtudes."
NOTA: 6,5(***)
La corona partida:
"Desde un salto de formato se orquesta esta película con un claro eje precedente. La premisa avecinaba el miedo de arrastrar los defectos de el acartonamiento televisivo y trasladarlos a la esfera cinematográfica, de un modo sintetizado. Sin embargo, esta producción histórica se desquita de su antecesor, y emerge con independencia como un solo film. En ella planean el didactismo más exacto, al mismo tiempo que un soporífero retrato de personajes, que no va más allá del eje histórico, y poco o nada indaga en los valores psicológicos, sociales y culturales que plantea una película tan conflictiva en sus balances políticos (de tal manera que toca el azar de nuestro tiempo). La factura técnica encuentra sus mejores bazas en el laborioso ejercicio de vestuario, y en general de ambientación y en una fotografía con bellos momentos de formato pictórico. Valores que añaden eficacia a este insípido ejercicio que reposa su expresión en un desigual reparto, donde un sólido Eusebio Poncela y una desgarrada Irene Escolar ponen las notas de excelencia ante la excesiva corrección del conjunto."
NOTA: 6(***)
La reconquista:
-LXIV FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN-
"De escasa filmografía, el menor de los Trueba ha labrado un estilo propio en el que ciertos motivos tantos estilísticos como temáticos se han convertido en un motor de desarrollo cinematográfico bastante recurrente. Sus anteriores trabajos habían firmado una sensibilidad especial a la hora de abordar las premisas generacionales. Pero sus posturas eran tan claras, que se advertía el temor de la reiteración en su último trabajo. Sin embargo, lo que antes se admiraba y al mismo tiempo se convertía en una necesidad de renovación, aquí da un salto cualitativo en numerosos sentidos. Jonás Trueba, fiel a su estilo, y a sus premisas temáticas, firma su película más labrada a nivel formal (preciosa fotografía) y construye un relato que va de menos a más sobre las verdades de nuestra vida, sin olvidar ciertos alicientes autobiográficos. La bella música de Rafael Berrio aflora el avance de un metraje que prolifera con la noche y encuentra sus mejores bazas en el ejercicio del alcohol y la música, dejándonos una resolución entre imperfecta y admirable. Mención especial para esa gigantesca Aura Garrido que aporta verdad a toda palabra que maneja y explota."
NOTA: 7(****)
Las furias:
"Estamos ante una de las propuestas que se antojaban de mayor interés para la pasada temporada, entre otros motivos, por la reunión de un reparto tan excelso, las premisas narrativas y la valentía cinematográfica del aplaudido director teatral Miguel del Arco. El bagage teatral de su realizador se ve claro en la propuesta, y esta matización no siempre acompaña en beneficio de la misma. Los excesos de la película acaban derivando en una metáfora oportuna que ahoga las opciones de trascendencia de la historia. El sugerente casamiento entre mitología y realidad si bien marca un punto de arranque hábil e inteligente, al final acaba aplastando la historia en pro de un concepto que se queda vacío, y que nada casa con la valía de cada uno de los personajes. Personajes contradictorios que navegan a la deriva en un ejercicio que encuentra sus mejores bazas en las excelencias de un reparto en estado de gracia. Su consonancia y ciertas muestras de brillantez en Mercedes Sampietro, Carmen Machi y José Sacristán, se convierten en el motivo principal que da vuelo a una película de posturas interesantes pero que en la necesidad de exceso se pierde, dejándose vencer en una batalla entre la realidad y la ficción teatral."
NOTA: 5,5(***)
Spain in a Day:
"Era de esperar que la conjunción de los diversos ecos de los españoles iba a despertar un aluvión de simpatías, y por ende, expectativas ante una decisión tan firme como jugosa. Isabel Coixet al estilo de la propuesta de Ridley Scott "Life in a Day", lanzó al aire el deseo de recoger las miradas de el mayor número posible de españoles a través de sus vivencias en un solo día, para de este modo confinar una muestra insólita de la expresión de un país. La participación fue numerosa y el ejercicio tomó forma gracias a la sólida dirección de Isabel Coixet. Sin embargo, este retrato de un país se queda en la mera superficie y con dificultad extrae la mayor expresividad posible a una nación de clara personalidad. Falta cultura, arraigo, sociedad, en definitiva falta vida, y esto se debe a que la línea subrayada acaba ocupando un lugar determinante en detrimento de otras visiones más bañadas de espontaneidad. Se notan los ecos melodramáticos de una Coixet que debería haber dejado respirar al relato para que este se contagiara de vida, y no resultara por momentos tan distante de nuestra realidad cotidiana. No obstante, hay algo innegablemente positivo y novedoso en esta compilación, y es esa bella partitura de Alberto Iglesias, que una vez más toca el cielo con su música."
NOTA: 6(***)
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