miércoles, 12 de septiembre de 2018

Crítica: Mi querida cofradía

"Pocas películas han tenido como epicentro la tradición de la Semana Santa, una de las celebraciones más admiradas y secundadas en toda nuestra geografía, y aquí toma partida en forma de comedia de enredos con ciertas dosis de reivindicación feminista. La responsable de ello es Marta Díaz, perteneciente al selecto grupo de cineastas de la Escac, y que viaja a su tierra, Ronda, para adentrarnos en los entresijos de este imaginario colectivo tan andaluz, en constante enfrentamiento con ciertos valores sociales. En su retrato de la Semana Santa, la realizadora es precisa y realista, además de ser capaz de ofrecernos un bello ejercicio de estilo que nos permite admirar los valores plásticos de este mundo. El problema viene a la hora de construir una comedia ciertamente acartonada, con situaciones irregulares y ciertos secundarios tocados con la brocha más gorda. Es aquí donde la película pierdes sus hilos, retomados en el ajuar costumbrista. Por suerte, la firmeza de un trabajo de ambientación notable, la habilidad de una partitura inmersiva, y por supuesto, la confidencia de ciertos actores entonados, en contraposición a otros un tanto desaforados, permiten mantener el barco a flote, y nos regalan un ejercicio digno, pero que en sus entresijos advertía una obra mayor. Una auténtica pena, entendiendo lo insólito de la temática y la rigurosidad de su tratamiento, absolutamente equilibrado entre el respeto y la crítica. De igual modo, siempre nos quedará el gesto, la mirada y el inmenso talento de una actriz como Gloria Muñoz, que carga, casi sola, todo el peso de la función, y otorga esa gracia que por momentos escasea en los diversos rincones de esta fábula cinematográfica rondeña."

Lo mejor: Gloria Muñoz.

Lo peor: Un desequilibrio constante en el tratamiento de las situaciones y ciertos personajes secundarios.


NOTA: 5,5(***)

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