martes, 12 de diciembre de 2017

Crítica: Fe de etarras

"La paleta discursiva del título ya nos vaticinaba un juego irónico sobre las premisas del nacionalismo, unidas al momento histórico que supuso el fin de ETA. Relaciones que de una manera u otra surgen en un momento oportuno de reivindicación histórica. Ya sabíamos de las habilidades de Cobeaga para reirse de un modo inteligente de las contradicciones que supuso el nacionalismo vasco a través de su afilada película "Negociador". Sobre una idea parecida retorna a un momento histórico concreto y lo llena de sátira y humor. Sin embargo, la elegante postura cómica que en "Negociador" se convertía en un arma afilada para conectar con la realidad que criticaba, aquí se vuelve burda y por momentos excesiva. La gracieta oportuna y la repetición del gag recurrente se convierten en la dinámica general de una película que podría haber aspirado a más. Con un arranque prometedor, en el que el personaje interpretado por un magnífico Ramón Barea nos brinda las mejores líneas de la función, la cinta va derrumbándose en sus premisas analíticas y críticas, para dar paso a una comedia, que por momentos inspirada, se queda en la línea de lo común, sin optar a reflexiones mayores. Una cinta tan oportuna, a pesar del buen ritmo que manejan las secuencias, de ciertos logros de guion y de un plantel de actores en total consonancia, beneficiados por moverse en su zona de confort, exigía un modelo de ridiculización de la situación actual más elaborado e irónico, impidiendo que se cayera en la gracieta de turno, que de una manera u otra acaba venciendo las intenciones de una película que se prestaba a mucho más."
 
Lo mejor: El buen entendimiento del reparto.

Lo peor: El uso abusivo de un humor excesivamente fácil que impide que la película se desvíe por caminos más interesantes.


NOTA: 5,5(***)

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