domingo, 24 de septiembre de 2017

65 Festival de San Sebastián. Segunda Jornada

En la jornada de ayer, fuera de lo visto, se habló de tres películas: por un lado, el nuevo film de Hirokazu Kooreda, que coqueteando con "El tercer asesinato" en el género del thriller, sentenció una película menor, según las crónicas. Por otro lado, sorprendió la visión sobre el maestro Carlos Saura de Félix Viscarret, titulada "Saura(S)" de la sección Zabaltegi-Tabakalera, y la Sección Oficial asistió a la proyección del extraño pero aplaudido documental "Ni juge, ni soumise", de los belgas Jean Libon & Yves Hinant, quedando para nuestro visionado las siguientes cuatro películas.

En Sección Oficial, "La doleur" de Emmanuel Finkiel, nos retrata la dolorosa espera de de Marguerite Duras, de su marido, durante la II Guerra Mundial, a través de sus propios escritos. La película en su continuo uso de los textos de Marguerite mediante la voz en off, construye un relato reiterativo del dolor. Tan amargo y tan austero que por momentos alcanza lo tedioso. La excesiva linealidad de la propuesta acaba anulando toda posibilidad de contagio emocional con este episodio realmente duro, en la vida de la escritora. La película se salva por la habilidad de la ambientación para crear atmósfera y una fotografía de despiadadas tonalidades oscuras, sin olvidarnos de la entereza de Mélanie Thierry, y la notable presencia de Benoît Magimel. Por lo demás, una película olvidable.


Con un Oso de Oro bajo el brazo, y muestra de la buena bonanza de la cinematografía húngara, "En cuerpo y alma" de Ildikó Enyedi, compite en Perlas. Una película arriesgada, que plantea un amor singular y casi improbable, con el telón de la naturaleza de fondo. La película sencilla en su desarrollo, pero con dos personajes muy jugosos, juega a descifrar un puzzle de emociones y sentimientos, que en su enrevesada postura podría haber acudido al mayor ridículo, sin embargo, se desvía por la senda de lo singular, en el mejor de los sentidos. Pues la película, sin obviar sus rarezas, construye un cuento sobre la propia vida, que resulta tan honesto como necesario. Este logro planea sobre el guion, pero también sobre una dirección exquisita en detalles y un vibrante juego fotográfico que sabe entender el color y la luz que la historia necesita, para convertirla en una hazaña absolutamente innolvidable.


En Sección Oficial, una de las películas más esperadas del cine español del año hace su presencia. Se trata de "Handia" Aitor Arregi & Jon Garaño, dos de los responsables de esa joya llamada "Loreak". La película, centrada en la hazaña del Gigante de Alzo, persona más alta de Europa a principios del siglo XIX, nos aborda numerosas cuestiones de carácter político, social y cultural a colación de este personaje. Cuestiones que por su firmeza se antojan completamente latentes. El problema, no obstante, es que las tres particiones semánticas de la cinta: el relato popular, el análisis psicológico y la crónica sociocultural, nunca llegan a casar, y se antojan efectivas por separado, detonando en una una obra más convencional de lo esperado. Con ello, la película vibra en su belleza estética (imponente trabajo fotográfico-¿Posible premio?- y de embientación), y en la eficacia de un reparto, que cede las mayores excelencias a Eneko Sagardoy, defendiendo este curioso personaje. Trabajo que bien podría llevarse la próxima Concha de Plata de interpretación masculina.

Cerrando el día, la proyección especial con motivo de la entrega del Premio Donostia a Agnès Varda, de su última aportación cinematográfica, en colaboración con el artista fotográfico JR, "Caras y lugares". Este documental se antoja como una dinámica y vitalista reflexión sobre el poder cotidiano del arte. La película recorriendo diversos rincones de Francia (mediante el impulso de sus dos artistas), a través de personajes cotidianos, configura una voz plural, a veces aleatoria sobre la necesidad de reivindicar el acercamiento del arte a los rincones más cotidianos, estableciendo conexiones con referentes cinematográficos muy claros. Ágil en su trayecto, inteligente en su construcción y generosa en su aportación, esta película demuestra la excelente capacidad de Agnès Vardá, una vez más, para extraer del mundo sus más honestas vibraciones. 

Para finalizar la crónica, podéis escuchar la colaborativa expresión auditiva, realizada de la jornada de ayer.
Crónica

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